Las rodillas están diseñadas para resistir una gran variedad de movimientos y actividades, desde caminar hasta correr o saltar. Sin embargo, pocas personas exigen tanto de esta articulación como los atletas profesionales. En ellos, el desgaste del cartílago articular —el tejido que recubre los extremos de los huesos en la articulación— es mucho mayor que en personas que no practican deporte de alto rendimiento. No sorprende, entonces, que las lesiones en el cartílago de la rodilla sean más frecuentes en este grupo.
Estas lesiones son particularmente problemáticas en deportistas de élite porque afectan directamente su rendimiento: causan dolor, inflamación y limitan su capacidad de competir. “Al enfocarnos en una población de pacientes única, que exige al máximo sus rodillas, este estudio demuestra con más claridad que el trasplante osteocondral con aloinjerto en atletas profesionales puede lograr una alta tasa de retorno al juego en un nivel similar o superior al que tenían antes de la cirugía, incluso cuando se combina con otros procedimientos como el trasplante de menisco con aloinjerto”, explica el Dr. Sachin Allahabadi, especialista en cirugía ortopédica de rodilla y medicina deportiva ortopédica en el Hospital Houston Methodist.
El cartílago articular es un tejido blanco, fino y vivo que recubre los huesos dentro de una articulación como la rodilla. Gracias a él, los huesos pueden deslizarse suavemente entre sí, lo que permite el movimiento sin fricción. Cuando este tejido se daña, la articulación pierde su capacidad de moverse con fluidez, lo que genera molestias y limita la movilidad. Además, el cartílago no tiene vasos sanguíneos, por lo que tiene una capacidad muy limitada para regenerarse por sí solo. En casos graves, la cirugía se convierte en la única opción viable para restaurar la función de la articulación.
Una técnica quirúrgica que ha demostrado ser eficaz es el trasplante osteocondral con aloinjerto. Este procedimiento consiste en insertar un injerto de hueso y cartílago de un donante que encaje perfectamente con la superficie articular del paciente. Se utiliza principalmente en lesiones que abarcan al menos 2 cm². Es una alternativa válida incluso en casos donde ya existe un daño más profundo en el hueso subyacente (edema subcondral) o cuando se han realizado procedimientos previos para estimular la curación. Una de sus ventajas es que reduce el riesgo de complicaciones en la zona donde se extrae el tejido.
Aunque los estudios científicos actuales muestran resultados prometedores de esta técnica en atletas en general, hay pocos datos específicos sobre su eficacia en deportistas profesionales. Entender cómo les va a estos atletas tras la cirugía es esencial para poder anticipar si podrán volver a competir, por cuánto tiempo y en qué nivel. No obstante, la mayoría de estudios previos incluyen muchas variables distintas —como otros tratamientos recibidos o el tipo de deporte practicado— lo que hace más difícil interpretar con precisión los resultados.
Con el objetivo de obtener datos más claros sobre esta técnica en atletas profesionales, el Dr. Allahabadi se unió a un equipo del Centro Médico de la Universidad Rush, en Chicago. Analizaron los resultados de procedimientos realizados por el Dr. Brian J. Cole, cirujano ortopédico especializado y mentor de Allahabadi. El estudio se centró exclusivamente en atletas profesionales y evaluó tanto los resultados clínicos como el tiempo que tardaron en volver a competir tras la cirugía.
El análisis fue una revisión retrospectiva de casos entre el 1 de enero de 2001 y el 1 de enero de 2021. Todos los trasplantes fueron realizados por el Dr. Cole, un cirujano con una extensa experiencia en procedimientos de restauración del cartílago. Para ser incluidos en el estudio, los pacientes debían ser atletas profesionales activos al momento de la cirugía y haber tenido al menos dos años de seguimiento posterior. En total, se estudiaron 15 deportistas de distintas disciplinas, muchos de los cuales ya se habían sometido a cirugías previas en la misma rodilla.
Los resultados fueron positivos. Los pacientes mostraron mejoras clínicas importantes en todos los indicadores evaluados —conocidos como PRO, por sus siglas en inglés (resultados reportados por el paciente)— en su último seguimiento.
Estas mejoras fueron estadísticamente significativas (P < 0.01), lo que significa que no se debieron al azar. De los 15 atletas, 11 lograron regresar a su deporte en un promedio de 1.22 años. Entre los ocho que recibieron únicamente el trasplante osteocondral con aloinjerto, siete volvieron a competir en un promedio de 1.28 años.
Diez de los atletas lograron regresar al mismo nivel competitivo que tenían antes de lesionarse, e incluso algunos lo hicieron en un nivel superior. También se observaron mejoras notables en todos los puntajes clínicos reportados por los pacientes, incluyendo aspectos como el dolor, la capacidad para realizar actividades cotidianas, la calidad de vida, y la función deportiva. Entre los tres atletas que además recibieron un trasplante de menisco con aloinjerto, dos volvieron a competir en el mismo nivel o superior.
Tres de los pacientes requirieron una segunda cirugía artroscópica como revisión. En uno de estos casos, el procedimiento fue para limpiar el cartílago del injerto ya trasplantado. A pesar de estas revisiones, los resultados generales del estudio son alentadores.
El experto ortopedista en rodilla del Hospital Houston Methodist concluye que, “el trasplante osteocondral con aloinjerto se presenta como una opción quirúrgica prometedora para atletas profesionales con daño significativo en el cartílago de la rodilla. Aunque se trata de una intervención compleja y especializada, los datos muestran que una proporción alta de pacientes logra no solo mejorar clínicamente, sino también volver al nivel competitivo que tenían antes de la lesión, lo cual representa un avance importante en la medicina deportiva y en el tratamiento de lesiones articulares graves en deportistas de élite”.