Ciudad de México, 29 de octubre de 2025.Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV), una fecha clave para crear conciencia sobre una de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo. Detectar sus señales de manera temprana puede marcar la diferencia entre la vida, la discapacidad o la recuperación.
Reconocer un accidente cerebrovascular en el momento que ocurre es fundamental para recibir atención médica oportuna. Según la World Stroke Organization, más de 80 millones de personas en el mundo han sufrido un ACV y alrededor de 50 millones de sobrevivientes viven con algún tipo de discapacidad permanente.
Un ACV ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe. Puede ser isquémico, cuando una arteria se bloquea y el cerebro deja de recibir oxígeno, o hemorrágico, cuando un vaso sanguíneo se rompe y causa sangrado. En ambos casos, las neuronas comienzan a morir en cuestión de minutos, lo que convierte esta afección en una emergencia médica absoluta.
Fibrilación auricular: un enemigo silencioso
Diversos estudios médicos señalan que una parte importante de los accidentes cerebrovasculares tiene su origen en la fibrilación auricular (FA), una arritmia cardíaca que provoca latidos irregulares y puede generar coágulos dentro del corazón. Estos coágulos, al desplazarse hacia el cerebro, pueden bloquear los vasos sanguíneos y provocar un ACV. Detectarla a tiempo es esencial, especialmente en adultos mayores o personas con antecedentes de hipertensión, diabetes o enfermedades del corazón.
Síntomas que no se deben ignorar
El ACV se presenta de forma repentina, y sus síntomas pueden confundirse con otras afecciones, por lo que es vital reconocerlos. Los más comunes incluyen: entumecimiento o debilidad súbita de la cara, brazo o pierna (especialmente en un lado del cuerpo); confusión repentina, dificultad para hablar o entender; problemas visuales con uno o ambos ojos; dificultad para caminar, mareos o pérdida del equilibrio; y dolor de cabeza intenso y repentino sin causa aparente.
En todo caso, el tiempo es crucial: cada minuto cuenta. Solicitar atención médica inmediata puede reducir significativamente el daño cerebral y las secuelas.
Factores de riesgo: los que sí y los que no se pueden controlar
Hay factores de riesgo que no se pueden modificar, como la edad, el sexo o la herencia genética. El riesgo aumenta con los años, y aunque los hombres suelen sufrir más ACV, las mujeres presentan una mayor tasa de mortalidad. Sin embargo, gran parte de los casos pueden prevenirse mediante cambios en el estilo de vida. Los especialistas recomiendan no fumar, controlar la presión arterial y el colesterol, hacer ejercicio con regularidad, mantener un peso saludable, limitar el consumo de alcohol y realizar chequeos médicos periódicos para detectar hipertensión, diabetes o arritmias.
La alimentación también juega un papel clave
Una dieta equilibrada ayuda a reducir el riesgo de un ACV. Se aconseja aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras como pescado, pollo o legumbres, además de preferir lácteos bajos en grasa. Por el contrario, es fundamental evitar los alimentos fritos, procesados o con alto contenido de sodio y grasas saturadas.
Prevención desde casa: tecnología al servicio de la salud
Actualmente, existen dispositivos domésticos inteligentes que permiten monitorear la presión arterial y registrar electrocardiogramas capaces de detectar signos tempranos de fibrilación auricular. Por ejemplo, OMRON Complete combina un monitor de presión arterial con un electrocardiógrafo en un solo equipo. Su tecnología de brazalete Intelli Wrap y conectividad Bluetooth permite registrar lecturas precisas, almacenarlas y compartirlas con el médico mediante una aplicación móvil.
Otro dispositivo útil es KardiaMobile, un electrocardiógrafo portátil que, en sólo 30 segundos puede detectar fibrilación auricular, bradicardia o taquicardia. Su tamaño compacto permite llevarlo a cualquier lugar, ayudando a vigilar el ritmo cardíaco y facilitando la detección temprana de anomalías.
Estas herramientas son especialmente valiosas para personas con factores de riesgo cardiovascular, ya que facilitan un control constante y promueven una intervención médica oportuna. Sin embargo, los especialistas recuerdan que no sustituyen la evaluación profesional, sino que la complementan.
Un llamado a la conciencia
El Día Mundial del Ataque Cerebrovascular es una oportunidad para recordar que la detección temprana y la prevención salvan vidas. Adoptar hábitos saludables, monitorear los factores de riesgo y acudir de inmediato al médico ante cualquier síntoma son acciones simples que pueden marcar la diferencia entre una vida plena y una discapacidad permanente. En cuestión de segundos, un ACV puede cambiarlo todo. Por eso, actuar rápido no solo es importante: es vital.

