Crucial, identificar la violencia cultural para desarticularla

Estrategias de prevención y erradicación del racismo y la violencia de género

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Romolo Tavani
Redacción
Bienestar
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Es importante que en las universidades y en las escuelas se identifique la violencia cultural, para ponerle nombre e irla desarticulando, dijo Elvia González del Pliego Dorantes, coordinadora del Programa de Género e Inclusión (PGI) de la Universidad Iberoamericana, quien agregó: “Si queremos realmente ser universidades que transformen estas sociedades violentas y discriminadoras, se requiere de una estrategia integral que a mediano y largo plazo impacte tanto internamente como socialmente”, dijo.

En el panel de discusión Estrategias de prevención y erradicación del racismo y la violencia de género en las instituciones de educación superior, la investigadora reconoció que, en varias universidades, muchas estudiantes, académicas y empleadas universitarias se estén movilizando, protestando y ya no estén dispuestas a mantenerse en el silencio ante casos de violencia.

También reconoció a esos hombres que ya no están dispuestos a solapar ni a ocultar la violencia, pues son ellos quienes pueden decidir no ejercer la violencia, sobre todo cuando hay procesos de formación y concientización que posibilitan cambiar el estado de las cosas.

González del Pliego consideró a la universidad “un espacio privilegiado” para desarticular la violencia cultural (aspectos simbólicos que se materializan en la ideología, religión, lenguaje, arte y en la ciencia) e impactar en la violencia estructural (desigualdades e injusticias sociales que producen los sistemas, instituciones y el Estado cuando anulan o niegan las necesidades y derechos de las personas) y la violencia directa que nos es evidente (física, sexual o psicológica).

Esa desarticulación de la violencia cultural se logra, en las universidades, a través de procesos de formación y concientización que incidan en el desarrollo del pensamiento crítico para generar nuevos conocimientos desde una perspectiva de género e inclusión; en la vida personal, familiar, social y cívica del alumnado; en la cultura organizacional y en la gestión administrativa que involucra a todo el personal; y en la práctica docente.

De igual manera, hay que educar la ‘mirada’ de todos y todas quienes integran una comunidad universitaria, para que tengan una ‘mirada’ comprometida con el cambio, la transformación y con la deconstrucción de la violencia cultural “con la que hemos sido formados y formadas a través del tiempo”. Esto hay que realizarlo en los procesos y actividades universitarios: en la planeación estratégica, en el presupuesto, en el currículum académico formal, real y oculto, en la normatividad, en los procesos administrativos, en las actividades de vinculación al exterior y en la comunicación institucional.

Elvia González del Pliego señaló que no es suficiente hacer campañas informativas anunciando que se cuenta con protocolos de prevención y atención a la violencia de género “pues estas violencias y discriminaciones han sido tan invisibilizadas y normalizadas, que es posible que nuestra población ni siquiera se haya dado cuenta de que ha sido víctima de ellas o de que las está ejerciendo”. Por eso es muy importante que las personas puedan identificar esa discriminación y esa violencia, y llamarles como se llaman.