LO BUENO, LO MALO Y LO FEO DE LOS CUBREBOCAS

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CDC de EU
Martha Mejía
Bienestar
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El uso del cubrebocas se ha convertido en la principal herramienta de prevención de contagios de coronavirus en México y el mundo: desde el inicio de la Fase 3 su uso es obligatorio en espacios en condiciones de aglomeración como transporte público, Metro, camiones, Metrobús, mercados, filas y tiendas.

Aquí le ayudamos a saber todo lo que necesita sobre este ahora muy valioso utensilio.

“El cubrebocas o mascarilla es un instrumento que funciona como un método de barrera para la protección de infecciones por virus o bacterias. Sirven para detener partículas que incluyen partículas virales, no así para gases o vapores”, indica en entrevista Daniel Pahua Díaz, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Puntualiza que su uso es completamente individual, por lo que bajo ninguna circunstancia debe ser compartido.

Antes de colocarlo es necesario lavarse las manos, además de solo tocar las orillas y no el frente o la parte interna de la mascarilla. Una vez puesta esta debe cubrir desde la boca hasta la nariz, casi en su totalidad.

“Incluso puesto el cubrebocas no debe tocarse con las manos y en caso de estornudar o toser se debe hacerlo llevando la parte interna del codo a la boca, para evitar su expansión”, explica Pahua Díaz.

Señala que un proceso similar se deberá realizar al momento de retirarlo. “Es necesario lavarse las manos antes y después de manipular el cubrebocas y se retirará también por los extremos, sin tocar el frente o la parte interna. Además de eso es necesario que la mascarilla selle lo mejor posible y que cubra el área de las vías respiratorias para evitar el contagio”.

También es importante deshacerse de este posteriormente a su uso, intentando mantener las medidas sanitarias para no dejarlo al alcance de otros, ni tirado en espacios públicos.

De acuerdo con el especialista el uso de la mascarilla es recomendable sumado con las otras medidas de prevención, como la sana distancia, el correcto lavado de manos, el uso del gel antibacterial, además de otras medidas de limpieza y desinfección de ropa y calzado.

Pahua afirma que el cubrebocas será efectivo dependiendo de factores como el uso que se le da, la técnica para colocarlo y el material con el que está hecho, así como las actividades y necesidades de cada persona.

Agrega que debemos tener presente que son tres los medios de transmisión del Covid-19: el primero es por contacto (una persona toca una superficie ya contaminada); el segundo es por gotas (una persona con el virus estornuda o tose a menos de metro y medio de distancia y contagia a otras personas), y el tercer tipo es aéreo o por aire.

Tipos de mascarillas

Existen diversos tipos de cubrebocas de protección para hacer frente a todo tipo de gases y partículas, pero en el ámbito sanitario se trabaja básicamente con dos clases: las mascarillas quirúrgicas y las de alta eficacia.

Quirúrgicas o de grado médico Estas tienen diferentes presentaciones; algunas llegan a filtrar de 60 a 80% las partículas en el aire. Cuando se emplean de manera adecuada evitan la propagación del Covid-19, pues atrapan las gotículas que una persona expulsa al toser o estornudar.

Suelen estar elaboradas por capas de tela sintética, cortada de forma rectangular y con pliegues para expandir y ajustar al rostro de cada persona. Estas son desechables, es decir, de un solo uso.

“La desventaja que tienen los cubrebocas desechables es que no protegen del contacto por aire: tienen muchos puntos por donde se puede filtrar el aire con las partículas que pueden contener el agente del virus”, comenta Pahua Díaz.

De alta eficacia “Son mascarillas que nos pueden proteger de una transmisión aérea o por aire; filtran partículas menores de 5 micras, que son los famosos N95”, explica Pahua.

Como su nombre lo indica, N95 significa que bloquea 95% de las partículas más diminutas. Están elaboradas con poliéster y otros tipos de fibras sintéticas que actúan como filtro para dificultar el paso de las partículas y evitar contagios.

Este cubrebocas incluye una pieza flexible en la zona de la nariz, de forma que se moldea al rostro. Al usarse se debe asegurar que no existan espacios entre el borde de la mascarilla y la piel.

“Debemos cuidar que la parte interna del cubrebocas no esté en contacto con otras superficies. Al dejar de usarlos se deben guardar en una bolsa de plástico y revisar que no esté roto, hasta el siguiente uso”, dice el especialista.

Hechos en casa

A principios de abril funcionarios de salud de Estados Unidos recomendaron el proyecto Haga cubrebocas y úselo cuando salga. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) cubrirse la boca y la nariz es una protección adicional para frenar la propagación de Covid-19.

De acuerdo con los especialistas el Covid-19 parece ser mucho más transmisible cuando viaja en una gota grande de agua o de moco que sale de la boca al toser, estornudar o hablar, y los cubrebocas hechos en casa pueden bloquear esas gotas.

“Los cubrebocas de uso médico están escasos y deben reservarse para los trabajadores del sector salud de primera línea, pero un cubrebocas hecho por uno mismo ofrece un poco de protección y ayuda a evitar que, sin saberlo, pueda esparcir el virus a otros”, expresa.

La tela de algodón es una buena opción para elaborarlos. Los CDC recomiendan utilizar dos capas de tela, como las de sábanas. El objetivo es asegurarse que puede respirar cómodamente con la mascarilla puesta; así los vellos de la nariz pueden atrapar partículas que se introducen en el tracto respiratorio.

“Es recomendable que cada vez que regresemos del exterior los cubrebocas de tela se laven y desinfecten con cloro o con limpiador con aroma a pino, que son de los más eficientes para eliminar virus y bacterias, antes de volver a utilizarlos; incluso es aconsejable tener varios”, señala Pahua Díaz.

Contaminan

No obstante a pesar de ser una gran herramienta contra el Covid-19 los cubrebocas comienzan a ser un fuerte foco de contaminación al ser desechados por miles, junto con guantes y caretas de plástico, alrededor de todo el mundo.

En redes sociales circulan diversas imágenes de estos artículos usados tirados en las calles, generando una alarmante contaminación.

De acuerdo con Raúl Pacheco, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), el material contaminado (guantes y cubrebocas) se mezcla con las doce mil toneladas de basura que se recogen cada día en la Ciudad de México, en donde no hay aún una norma estricta de recolección de residuos.

“Esta situación se está agravando ya que si la basura contaminada se acumula en alguno de los mil 229 tiraderos clandestinos que se ubican en la capital mexicana el Covid-19 puede propagarse con mayor facilidad ya que se queda al menos tres horas en el aire luego de su dispersión y hasta cuatro horas en superficies de cobre, 24 horas en cartón e incluso tres días en acero inoxidable y en plástico”, indica.

Debido a ello la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la CDMX pidió a los capitalinos separar correctamente los residuos sanitarios en bolsas de plástico marcadas, con el fin de evitar la propagación del Covid-19 durante la contingencia sanitaria.

La medida busca proteger también a los trabajadores de limpia, por lo que cubrebocas, guantes, pañuelos desechables, chicles, cepillos dentales, cigarros, envases de medicamentos, jeringas, apósitos y gasas son residuos que deberán desecharse en una bolsa de plástico.

En este sentido la Sedema sugiere marcar la bolsa con un plumón permanente con la leyenda “residuos sanitarios”, para que los trabajadores de limpia estén conscientes del tipo de residuos que manejan.

“La Ley de Residuos Sólidos y su Reglamento, por razones de salubridad e higiene, permite el uso de bolsas de plástico para el manejo de residuos sanitarios. Mientras no existan bolsas que cumplan con las características señaladas en el Reglamento, durante la contingencia sanitaria Covid-19 puede usarse cualquier tipo de bolsa plástica para contener estos residuos. Se recomienda a la población usar las bolsas que ya tengan en sus casas o, de ser posible, comprar las que sean amigables con el ambiente, como las que están hechas de material reciclado o se identifican como compostables”, señaló la Sedema en un comunicado.

Un lugar del mundo donde la basura por cubrebocas ya genera problemas son las playas y senderos naturales de Hong Kong: ahí el problema, según grupos ecologistas locales, es una enorme amenaza para la vida marina y los hábitats de la vida silvestre.

“Las mascarillas están hechas de polipropileno, un tipo de plástico de lenta descomposición”, dice Tracey Read, fundadora del grupo Plastic Free Seas en Hong Kong.

Agrega que la gente cree que se está protegiendo a sí misma, pero no se trata solamente de una cuestión individual: hay que proteger a todo el mundo. “Deshacerse de la mascarilla de forma inadecuada es un acto totalmente egoísta”, finaliza la activista.

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Semdema
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