El Congreso de la Unión y los 32 Congresos locales, así como los poderes Ejecutivos federal y estatales, son generosos cuando se trata de reconocer el trabajo de los médicos y enfermeras de los hospitales del sector salud en el país, pero resultan casi nulas las propuestas legislativas o políticas que planteen otorgar un justo incremento salarial a estos servidores públicos.
Legisladores y funcionarios expresan una y otra vez su agradecimiento a los profesionales de la salud por estar en la “primera línea de batalla” contra la pandemia, aun a costa de su salud o la de sus familias e incluso arriesgando sus vidas, pero apenas tres gobiernos estatales han decidido otorgarles aumento de sueldo o algún tipo de compensación.
Justo hace un año, en abril de 2019, médicos residentes del país iniciaron una serie de movilizaciones para exigir a las autoridades mejores condiciones. Hoy que su trabajo es más importante que nunca se vuelve a plantear la urgencia de incrementarles sus salarios, porque cierto es que los doctores y enfermeras de México tienen los ingresos más bajos en comparación con los de otras naciones, incluso con economías semejantes a la nuestra.
Poca paga
“En México el personal médico y de enfermería es muy querido y respetado, pero se le paga poco y se le exige mucho”, señala una investigación elaborada por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.
El documento intitulado Las remuneraciones del personal de la salud en México: entre el amor al arte y los esfuerzos débilmente recompensados, elaborado por Patricia Patiño Fierro y César Giles Navarro, apunta que “nuestros médicos y enfermeras no solo ganan menos que en las economías más avanzadas del mundo sino que también perciben menores ingresos en comparación con países que tienen un nivel de desarrollo similar al del nuestro”.
La investigación también revela que “en México los galenos ganan en promedio 16 mil 146 mensuales, lo que representa casi una tercera parte del salario promedio de esta profesión en países como Brasil y España, mientras que el personal de enfermería, por su parte, gana en promedio nueve mil 909 al mes, esto es menos de la mitad de lo que ganan las enfermeras en Chile o Italia”.
Asimismo el texto señala que dicha “discrepancia salarial no es nueva sino que forma parte de los rezagos estructurales e históricos de nuestro sistema en general y de manera particular en el de salud y que saltan a la vista en el contexto de la pandemia”.
El estudio también da cuenta de que “en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se han llevado a cabo diversas acciones para mejorar las condiciones laborales del personal de la salud”. Sin embargo, agrega, “lo que es un hecho es que las remuneraciones del personal de la salud en México no corresponden con su nivel de responsabilidades, ni con sus años de estudios, ni tampoco con el nivel de respeto y confianza que tienen ante la sociedad”.
De manera particular resalta que los profesionales de la salud cumplen con sus responsabilidades “bajo condiciones duras y extenuantes: doblando turnos, pasando horas y días sin comer y sin dormir, enfrentando carencias de infraestructura y equipo de protección para evitar contagios y, por si fuera poco, alejados de sus familias”.
Los autores del texto, Patricia Patiño y César Giles, expresan: “No podemos dejar de exigir que se le dote al personal de la salud del equipo de protección para que puedan cumplir con su labor con el menor riesgo de contagio posible”.
Sobre todo, sostienen, “sería pertinente y justo que se otorgaran incentivos económicos al personal médico y de enfermería que se encuentra prestando sus servicios durante la crisis de la misma manera en que lo hacen en otros países”.
En diversas ocasiones los integrantes del Senado y de la Cámara de Diputados han ofrecido “minutos de aplausos”, “reconocimientos”, “agradecimientos”, “felicitaciones” y llenado de elogios a “nuestros héroes”, pero no hay una sola reforma aprobada, ni siquiera alguna iniciativa dictaminada, que tenga por objetivo incrementar los salarios de enfermeras y médicos.
Hechos, no palabras
Hasta ahora lo más que han hecho las mesas directivas, Juntas de Coordinación Política y plenos de los órganos legislativos es llamar a los tres órdenes de gobierno a “dotar al personal de salud del equipo e insumos necesarios” para desarrollar su trabajo.
Los esfuerzos para mejorar las percepciones de médicos y enfermeras han sido aislados.
El gobierno de Michoacán anunció hace unos días un incremento de 60% al sueldo de mil 500 médicos y enfermeras que están al frente de la atención de casos de coronavirus en la entidad.
A su vez el gobierno de Guanajuato informó sobre la creación de un fondo con 75 millones de pesos para beneficiar a 15 mil trabajadores del sistema de salud estatal.
Y en Chihuahua el gobierno del estado dio a conocer un aumento de 30% en el salario de los trabajadores de la salud que atiendan directamente a los pacientes contagiados durante la pandemia.
Muy pocos legisladores locales o federales impulsan un incremento de sueldo para médicos y enfermeras.
Nora Arias, representante de la dirigencia del PRD en la Ciudad de México, demandó a las autoridades capitalinas un aumento salarial de 50% “para todos los médicos, enfermeras y personal de salud que atienden de manera exclusiva la emergencia sanitaria”.
A su vez algunos diputados en el Estado de México consideraron que el personal médico debe tener un mayor salario por la emergencia sanitaria.
La diputada del PAN Ingrid Schemelensky demandó un incremento para médicos y enfermeras: “El personal de salud es uno de los sectores de la población con mayor riesgo de contagiarse de coronavirus”.
La legisladora recordó que “durante los últimos días personal de salud de Coahuila, Zacatecas y Querétaro ha resultado infectado por coronavirus, situación que se suma al agotamiento generado por las largas jornadas de trabajo en difíciles condiciones”.
Poco esperanzador resulta para los profesionales de la salud observar que el incremento de sueldo para ellos no es una prioridad en la agenda legislativa de los grupos parlamentarios representados en el Congreso de la Unión o los Congresos locales.
En este sentido basta recordar que en abril de 2019 el Senado aprobó una reforma a la Ley General de Salud con el fin de fortalecer los derechos laborales de los médicos residentes. Un año después la minuta se encuentra pendiente en la Cámara de Diputados, de acuerdo con los investigadores Patiño Fierro y Giles Navarro.
Solidarios
La que nunca falla es la sociedad: en diversas instituciones de educación superior e incluso en diversos talleres particulares, estudiantes, académicos y microempresarios elaboran mascarillas para que el personal de los hospitales pueda protegerse.
Asimismo diversos restaurantes e incluso algunas cadenas donan alimentos para el personal que labora en clínicas y nosocomios.
Y no se debe olvidar a la Asociación de Hoteles del Valle de México y otros hoteleros de varias entidades que ofrecen hospedaje gratuito a médicos y enfermeras que atienden el problema de la pandemia.
La investigación del Instituto Belisario Domínguez concluye: “Una de las lecciones que nos debe dejar la crisis epidemiológica actual es la necesidad de mejorar las condiciones laborales de las personas que cuidan de nuestra salud”.