Decretado bajo el clásico “¡He dicho!”, es decir, sin explicación al calce del método, reglas y esquemas, a partir del 2 de septiembre entra en escena un nuevo abanico de emisoras de la Bolsa Mexicana de Valores para constituir el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC).
Entre las novedades están tres emisoras cuya cotización se ha inflado a niveles inauditos. Estamos hablando de la empresa Infraestructura Energética Nova, filial de la estadunidense Sempra Energy; la cadena de tiendas Comercial Mexicana y la constructora Pinfra.
La primera ha incrementado el precio de sus papeles en 50% a solo cinco meses de presencia en el piso de remates, lo que es atípico, por más que la coyuntura habla de un gran impulso a la actividad que realiza.
La segunda ha crecido su precio en cuatro años, de 2009 al actual, en el escándalo de ¡mil 700 por ciento! (De tres pesos, los valores han volado a 52).
La tercera lleva en el mismo lapso un avance de 900%; la acción que se cotizaba en 16 pesos, hoy está en 140.
En la lógica de colocarse en el escaparate de las emisoras más representativas del mercado bursátil, considerando que las sociedades de inversión de las Administradoras de Fondos para el Retiro integran sus apuestas en el ramillete, es evidente que el precio de los papeles va a subir al infinito.
La gran pregunta es hasta cuánto resistirán los globos sin reventarse, llevándose en el estallido parte de los ahorros de los trabajadores.
Cambios
Como usted sabe, bajo el esquema del mercado accionario las apuestas apuntan a la solidez de las emisoras, lo que las obliga a reportar trimestralmente sus estados financieros, y en paralelo dar cuenta oportuna de eventos relevantes que pudieran afectar el alza o a la baja el costo de sus papeles.
El caso es que ni Enova justifica el salto, colosal en tan breve lapso, ni las otras dos su recuperación inaudita.
Colocada en la picota en 2009 por haber realizado operaciones temerarias con los llamados derivados, es decir algo así como una ruleta, apostándole ya a una recuperación espectacular en la paridad peso-dólar, como en lo contrario, a Comercial Mexicana se le culpó en parte de la crisis de ese año.
Colocada en la ruina, con vencimientos de corto plazo en el pago de sus contratos o si lo prefiere sus boletas para el Hipódromo, la cadena debió vender su 50% en la empresa mayorista Cotsco, además de algunos negocios inmobiliarios.
Y aunque libró la quiebra, no le quedaron canicas suficientes para apuntalar su expansión; es decir, la perspectiva que justifique el salto mortal de sus acciones.
El caso de Pinfra es similar. La constructora que antes se conocía como Tribasa, se colocó en el ojo del huracán al apostarle a las carreteras privadas de cuota que debió rescatar el gobierno.
En su caída vertical no pudo cumplir un contrato con Pemex para construir una planta productora de coque de petróleo en la refinería de Cadereyta, Nuevo León, además de vender su participación en ferrocarriles.
El caso es que el presidente de la Bolsa, Luis Téllez, participó en el Consejo de Administración de Sempra Energy. El caso es que no hay transparencia para conocer la motivación para que una emisora se integre al IPC.
¿Se trata de jugar a la ruleta… rusa?