2015: Igual como vamos

Agenda política de los partidos para 2015

Inmobilidad de los políticos en 2015
Ilustración: L. Barradas
Carlos Ramírez
Columnas
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A diferencia de otros años y otros escenarios, la agenda política del año que comienza no será de posibilidades sino de elusiones: es decir, la agenda de la no agenda. El colapso político que provocó el secuestro y asesinato de 43 normalistas por instrucciones del alcalde perredista en Iguala sacudió al sistema político, pero se agotó en el grito.

El trasfondo de la crisis fue el agotamiento de los espacios políticos de participación. El PAN y el PRD fueron rebasados por sus sectores más radicales. Las marchas por los 43 de Ayotzinapa quedaron solo en expresivas, sin que se manifestaran algunas propuestas de reforma sistémica. La respuesta gubernamental fue similar: solo de procedimientos penales, judiciales y policiacos. Ante propuestas de gritos, respuestas burocráticas.

De ahí que el escenario político para 2015 haya quedado más o menos dibujado: el mismo de 2014 ante la crisis; la dinámica política será de radicalización social y de resistencia institucional. Las tendencias electorales siguen beneficiando al PRI porque, paradójicamente, el grado violento de las protestas alejará a los electores de las urnas y todo será cuestión de estructuras electorales.

La oposición necesitará de votos para modificar en algo la actual correlación de fuerzas políticas en las estructuras de poder, pero no lo logrará con votantes que no quieren violencia. Ahí es donde el PRI basa sus expectativas de cuando menos salir tablas en las elecciones: perder poco o ganar poco.

El PRI y el gobierno priista jugaron en los espacios límite de las protestas: ajustar las posibilidades de los cambios a la dimensión y alcance de las protestas. Como las movilizaciones sobre los 43 de Ayotzinapa se quedaron solo en el tema de “Los 43” pero sin ninguna propuesta de cambio, entonces el gobierno se movió en ese escenario con sus ofertas funcionales pero no estructurales. La protesta no derivó en propuestas. Y ahí el gobierno ganó tiempo y distancia.

Pérdidas

Las expectativas oficiales giran en torno de la economía: saltar la crisis, mantener la expectativa de casi 3% de PIB y esperar tiempos mejores. Los efectos de las reformas energéticas en el empleo comenzarían a sentirse hacia 2016-2018 por la llegada de capitales en la instalación de empresas. Por tanto, la estrategia oficial en 2014 fue la de capear la crisis y evitar las rupturas.

Al final, las cosas en 2015 serán iguales a las de 2014: muchas marchas, muchas provocaciones, algo de violencia… y nada más.

La oposición leal y la oposición rupturista en el PAN y en el PRD parecieron ya entender que una situación de violencia dañaría sus posibilidades electorales; y las dos formaciones dependerán de la acumulación de votos. Por tanto, el PRD y el PAN tendrán que entrar ya a la fase de institucionalización electoral, abandonando a los grupos radicales antisistémicos que buscarán boicotear las elecciones.

La oposición perdió la oportunidad de buscar cambios de fondo en reglas y protocolos políticos en el cuarto trimestre del año; el secuestro y asesinato de 43 normalistas por instrucciones de un alcalde del PRD se agotó en el grito y el sentimiento y no condujo a propuestas de reformas. El gobierno lo entendió así y por eso propuso el decálogo presidencial de seguridad que quedó ahogado en los pantanos legislativos.

La crisis de 1994 tuvo una salida electoral que ganó el PRI porque el EZLN careció de una verdadera propuesta sistémica y porque el PRD tuvo miedo a la violencia. La de 2014 ya atravesó la tormenta.

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