Un importante problema se está catapultando: la acumulación de dólares en efectivo en los bancos mexicanos.
Nuestro país recibe una gran cantidad de dólares en efectivo por concepto de remesas. Tan solo el año pasado 318 millones de dólares se quedaron en el país prácticamente “atrapados”.
¿Dónde se origina el problema? Proviene de medidas restrictivas que aplica Estados Unidos desde 2012. Esto provoca que los dólares que los bancos mexicanos ya le compraron a millones de familias en pesos no puedan ser vendidos de vuelta a Estados Unidos en el mismo volumen. Para decirlo claramente: estos dólares no pueden ser repatriados al país de origen, por lo que prácticamente se quedan “encallados” en México.
De continuar estas restricciones los bancos que operan en el país dejarán de comprar dólares por la imposibilidad posterior de venderlos.
El problema se extiende a un sector indispensable para nuestra economía: el turismo. Recordemos que México es un país que recibe turistas internacionales prácticamente todo el año y las transacciones en la industria turística se hacen mayormente en efectivo.
De no haber cambios sustantivos en este tema podríamos ser testigos del constante crecimiento de mercados negros de divisas y el fortalecimiento de la delincuencia organizada. Traducción: dólares irrastreables para la autoridad fiscal. Ante tal escenario el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Ricardo Monreal, presentó una iniciativa que busca que el Banco de México actúe como banco de última instancia para comprar los dólares excedentes e integrarlos a las reservas internacionales o repatriarlos a Estados Unidos.
La reforma otorgaría certeza, seguridad jurídica y transparencia, permitiendo a migrantes y turistas que sus dólares sean comprados a un precio justo en un mercado legal y supervisado por la autoridad bancaria.
Solución
Este mecanismo también operaría en apoyo al gobierno federal para la conversión a pesos de los dólares incautados a la delincuencia organizada.
Dichos dólares serían canalizados con eficiencia al erario bajo los más estrictos estándares de calidad. Así, al aumentar la confiabilidad habrá prestigio ante organismos internacionales como el Grupo de Acción Financiera Internacional,
máximo responsable en el combate al lavado del dinero y financiamiento al terrorismo.
Por lo anterior esta reforma supera el grado técnico para elevarse a una iniciativa social.
¿Y por qué es una iniciativa de corte social? Primero porque protege a millones de migrantes y sus familias. Dólares limpios y mejor pagados fortalecerán a millones de familias mexicanas para ejercer plenamente su derecho a cubrir las necesidades más básicas: alimentación, salud, educación.
Además esta iniciativa de ley tiene un acento social porque representa la oportunidad de fondear una importante ampliación de los programas sociales de la 4T. También se busca fortalecer los fondos de apoyo para víctimas.
Por eso la propuesta de modificación a nuestro marco legal puede ostentarse como una causa que busca el fortalecimiento de los derechos humanos más básicos. Simple y sencillamente es una opción de ingeniería constitucional que aporta la solución definitiva al problema del destino de los dólares en efectivo captados por el sistema bancario mexicano.
Es imprescindible aclarar que esta iniciativa no obliga al Banco de México a comprar dólares sin controles ni revisión previa; de hecho es todo lo contrario: robustece los mecanismos de seguridad para evitar que el dinero sucio se mezcle con el dinero genuinamente ganado. Se trata de transparentar la procedencia de cada dólar, estableciendo rigurosos estándares respecto del origen del dinero.
Y para rematar el Banco de México obtendría una ganancia directa por la colocación de los dólares en el extranjero en el momento en que considere pertinente. Esto es, más beneficios económicos para el órgano constitucional autónomo.
Llegó el tiempo de reformar para dar certeza y proteger la reputación del Banco
de México.