RUMBO AL CIERRE DEL PERIODO ORDINARIO

“Revisemos la agenda parlamentaria para identificar cuáles son los temas pendientes de legislar”.

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Claudia Ivett García
Columnas
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Cada vez estamos más cerca del cierre del periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, que como sabemos concluye a finales de este mes de abril.

Esto quiere decir que estamos por empezar el receso que da lugar a los trabajos de la Comisión Permanente.

Antes de que ello suceda suelen llegar las famosas “bolas rápidas”, esas iniciativas de ley que se pretende que se aprueben en fast track en estos últimos días de sesiones tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados.

Revisemos la agenda parlamentaria para identificar cuáles son los temas pendientes de legislar.

Uno que lleva bastante rezago y podría seguirse aplazando es la regulación del uso de cannabis. Por el momento parece haber pocos consensos en la cámara alta tras los cambios realizados por los diputados en San Lázaro desde el pasado 10 de marzo.

Tanto el presidente de la Junta de Coordinación Política de la cámara alta, Ricardo Monreal, como el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Eduardo Ramírez, dejaron ver la posibilidad de solicitar una prórroga para que el dictamen se discuta y apruebe el próximo periodo ordinario de sesiones, que inicia en septiembre.

Sin embargo la lista de temas rezagados es amplia. Tan solo en la Cámara de Diputados se tienen aproximadamente 400 temas pendientes de dictaminación.

Resulta importante que cada tema se evalúe de manera pública y que el Parlamento Abierto prevalezca en asuntos que resultan sensibles para la economía nacional.

Para muestra basta un ejemplo.

Copia privada

Este dictamen de la Comisión de Cultura y Cinematografía en la Cámara de Diputados busca una reforma a la ley federal de derechos de autor para establecer un cobro de impuestos que repercutirá en el bolsillo de los consumidores.

Se busca aumentar el precio de prácticamente todos los dispositivos inteligentes y equipos de cómputo que tengan capacidad de grabar y almacenar contenidos, incluyendo decodificadores de servicios de internet.

Esto sin duda va en contra del interés social de los mexicanos. Imagínese que en plena era digital nos limiten el acceso a las nuevas tecnologías. Esto solo incrementará la brecha tecnológica y cultural, sobre todo de niños y jóvenes que actualmente estudian a distancia. Lo peor es que este esquema no garantiza que autores, intérpretes o artistas sean beneficiarios. Es una propuesta que genera opacidad.

Nuestra Carta Magna garantiza en su artículo 5 la libertad de comercio e industria y en su artículo 6 el acceso a las tecnologías.

Aquí estaremos pendientes rumbo al cierre del periodo ordinario de sesiones de estas y otras “bolas rápidas” en el Congreso de la Unión que, de sorprendernos, causarían una importante afectación para millones de mexicanos.

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