EXTRAÑOS CONOCIDOS

“Al conocer detalles de alguien más se les quita lo anónimo”.

Daniela Suárez Roel
Columnas
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No hay errores. Solo hay actos extraños.

Marguerite Duras

¿Qué sucede comúnmente cuando nos topamos con gente nueva y con extraños que son desconocidos para nosotros? Seguramente en un inicio empecemos siendo desconfiados, suspicaces, dudemos de esas personas que no conocemos y hasta quizás en un principio de ellos nos alejemos. Pero ¿qué sucede si tenemos algún detalle pequeño de esas personas desconocidas? Aparentemente al conocer detalles de un extraño erróneamente llegamos a creer que ellos también nos conocen y de hecho actuamos de manera más honesta cuando estamos cerca de ellos, asegura un estudio reciente publicado en la revista Nature.

Otras investigaciones hallaron que los seres humanos tendemos a asumir que las relaciones sociales son recíprocas, es decir, si yo pienso que soy amiga de alguien, asumo que esa persona piensa lo mismo de mí y viceversa.

Con esto en mente Anuj K. Shah, de la Universidad de Chicago, y Michael LaForest, de la Universidad de Pennsylvania, se dieron a la tarea de investigar si esta supuesta reciprocidad nos lleva a creer que un extraño también nos conoce por el simple hecho de nosotros saber un detalle de esta persona.

Para el estudio los expertos formaron parejas; a algunos participantes les dieron información de su pareja mientras que a otros no; y a la par les preguntaron cuánto creían que sus parejas los conocían.

Los participantes contestaron tres preguntas con opciones múltiples acerca de sus vidas; la mitad vio la respuesta de sus parejas mientras que la otra mitad no. Y los resultados aseguraron que las personas que sí vieron las respuestas de sus parejas pensaron que ese extraño los conocía mejor que aquellos que no vieron las respuestas.

Humanos

En otros experimentos los participantes escribieron cuatro verdades y una mentira sobre sí mismos. Algunos participantes también vieron declaraciones escritas por un compañero mientras que otros no lo hicieron. Y nuevamente este grupo creyó que el compañero tendría más probabilidades de adivinar cuál de sus propias declaraciones era una mentira que aquel grupo que no leyó las declaraciones de su compañero.

Finalmente, en otro estudio los expertos descubrieron que era más probable que las personas contestaran con respuestas sinceras a una pregunta después de haber leído información sobre su pareja. Este efecto pareciera que estuvo motivado por el hecho de que estos participantes sintieron que su pareja los conocía mejor.

Estos estudios en conjunto sugieren que cuando llegamos a conocer información (aunque sea pequeña) de personas desconocidas, en automático erróneamente llegamos a pensar que ellos también saben algo de nosotros.

Y pienso que esto quizá sea porque al conocer detalles de alguien más se le quita lo anónimo: lo dejamos de ver como el otro y lo reconocemos como parte de nuestro entorno.

Tal vez se nos olvida que son extraños y los empezamos a ver como seres humanos.