MEMORIA FELIZ

Daniela Suárez Roel
Columnas
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Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.

Jorge Luis Borges

La felicidad y la memoria son en ocasiones extrañas. Ambas se pueden enojar y olvidar de vez en cuando y sin embargo ambas se pueden reconectar ante la menor provocación de un sentido que llegó sin invitación.

Por ejemplo, hay veces en las que un olor nos recuerda a alguien y pensar en esta persona es como si recibiéramos un abrazo directo. Es decir, cuando recordamos momentos de felicidad es como si los viviéramos por primera vez.

En otras ocasiones puede ser distinto, la memoria decide ser más selectiva y únicamente recuerda aquello que en ese instante le conviene recordar; y a pesar de todo siempre tendrá una gran conexión con la felicidad.

Si bien es extraño pensar que la memoria tiene poder sobre las emociones, tal vez suene más probable si lo imaginamos al revés. ¿Será que hay un vínculo entre tener una buena memoria y las emociones positivas?

Según Emily F. Hittner, sicóloga de la Northwestern University en Illinois, sí lo hay. De acuerdo con la experta existe una relación entre la memoria y los efectos positivos (las experiencias de estados emocionales placenteros como entusiasmo, orgullo y alegría). De hecho el estudio publicado en Psychological Science indica que los participantes con más efectos positivos tuvieron un menor desgaste de memoria en su edad adulta.

El equipo de investigadores analizó un estudio longitudinal que involucró a 991 participantes que vivían en Estados Unidos. Cuando inició el estudio los voluntarios tenían alrededor de 55 años y reportaron sus niveles de efectos positivos utilizando dos escalas. Por medio de estas reportaban las veces que se habían sentido entusiastas, activos, en paz, satisfechos, etcétera. También evaluaron efectos negativos y participaron en exámenes de memoria. Tuvieron que memorizar 15 palabras que no se relacionaban entre sí y decirlas de manera inmediata y luego repetirlas en un examen que hicieron momentos después sin previo aviso.

Pasando nueve años del primer examen los voluntarios volvieron a ser evaluados de la misma manera.

Vínculo

Con estos comparativos el equipo descubrió que las personas que reportaron más efectos positivos en el primer test mostraron un menor deterioro en la memoria durante los siguientes nueve años. Es decir, facetas particulares de efectos positivos se asociaron con una menor pérdida de la memoria. Mayor entusiasmo, felicidad, orgullo y sensaciones de calma y paz se relacionaron con una menor pérdida de memoria a través de los años.

Para llegar a estas conclusiones los investigadores también tomaron en cuenta los efectos negativos, rasgos de la personalidad y edad y sugieren que estos no tienen relación alguna con los resultados.

Los expertos encontraron que sí existe un vínculo de felicidad con la memoria; lo que no les queda claro es la razón detrás de esto, pero intuyen que podría ser debido a que la gente que tiene más afectos positivos en su vida tiende a cuidarse más y a tener mejores hábitos.

Y si bien este estudio es apenas un destello de lo que podrían descubrir, están seguros de que si pudieran utilizar el efecto positivo como forma de predecir el deterioro de la memoria tendrían la capacidad de mejorar la salud mental y el bienestar de las personas en general.