Prisma Como la tela de una araña que ante nuestros ojos fuese adquiriendo formas, tramado, líneas paralelas, sentidos perfectamente lógicos y congruentes, Prisma va envolviendo al escucha en una red que termina por atraparlo. La música aquí traza giros insospechados aun dentro de su lógica. Se trata de una música que se va armando sin que el escucha pueda aventurar el siguiente paso. ¿Pero qué guía a Graciela Agudelo a tender este laberinto? Me atrevería a decir que un espíritu lúdico enganchado del camino de la experimentación.
Arquéfona He aquí a su majestad, el piano, pero en un traje irreconocible. Es el piano nuestro de cada día, en efecto, y sus contrastes sobreviven. Va de un extremo al otro de la emoción humana. A quien escucha, le permite asomarse a su propio interior. Porque a través de un juego ininterrumpido de sonidos-evocaciones, de pronto algunos acordes parecen surgir desde fondos marinos, otros desde la oscuridad más insondable.
Venías de ayer Obra para quinteto de alientos, virtuosística de principio a fin, en que la destreza de los músicos es puesta a prueba; pero no sólo la destreza, sino la musicalidad. Porque Venías de ayer captura a sus escuchas. Sucesivamente, la obra va adquiriendo formas en el oído que sorprenden por su emoción. Pues esa y no otra es la fuente que les da cohesión y sentido.
A un tañedor Es como si las percusiones proviniesen de un ámbito onírico. Porque tal vez esa sea la música de los sueños. Se escucha la obra y ejerce en el receptor una suerte de fascinación. Las percusiones viajan de un extremo a otro de nuestro registro auditivo, pero tal vez en ninguna otra pieza de esta grabación el silencio es tan importante. Como si el silencio fuera el verdadero protagonista.
Tocatta Quizás en esta obra, más que en ninguna otra, se conjugan los elementos que distinguen a la música de Graciela Agudelo, y con eso me refiero no nada más al elemento propiamente sonoro sino a la obsesión que parece subrayar cada uno de los pasajes. Porque la impresión que surge es la de una polifonía prodigiosa, que en mucho retiene el pulso de una música subyugante. Se trata de una obra magna, que defiende su parcela en el terreno de la música mexicana.
Pureza
Espejismo Los espejismos están y no están. El espejismo crea una ilusión, es la realidad que se aparece ante los ojos porque es la realidad que esos ojos quieren ver. El Espejismo de Agudelo es la música que un hombre quisiera escuchar en momentos de soledad. Es una música compleja, que cada quien hace suya a su manera. Es una música que se ofrece como salvación. Pero que nunca está ahí. Porque en la medida en que el escucha se aproxima, la música se aleja.
Cantos desde el confín Para flauta, mezzo, percusiones, piano y violonchelo, Cantos desde el confín corresponde exactamente a su título. De inmediato ubica al escucha en el corazón mismo de la noche, la confluencia de emociones, el ir y venir de un vértigo irrepetible, acaso guiado por el viento; porque en esta obra la naturaleza misma parece tejer familiares aunque extraños sonidos. Entonces escuchamos la voz de lo inextricable, de lo que escapa a nuestra comprensión. Vale decir que la mezzo nos hace pensar en aquellas voces inefables, descritas por los grandes poetas. Por su pureza, por su lirismo, por su desgarramiento. Pero también por su textura, que escapa de nuestras manos, como el agua misma.