APERTURA Y ESPECIALIZACIÓN

“Posibilidad de generar fortalezas futuras ante requerimientos inminentes”.

Guillermo Deloya
Columnas
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Lograr una visualización plena de la frontera norte no es una tarea sencilla. Una región que recorre del Océano Pacífico hasta el Golfo de México e involucra una serie de tradiciones y prácticas intermediadas por una línea divisoria hace que la separación de culturas se vea borrosa al ser México y Estados Unidos a la vez.

En la zona se encuentran pequeñas comunidades agrícolas y grandes centros de innovación; colectivos de cría ganadera y manufactureras de enorme dimensión.

Se configura en esa vasta franja una de las áreas más prolíficas en cuanto a intercambios comerciales respecta. Por ello la competitividad económica de la frontera constantemente es materia de estudio de oportunidades.

A eso desde hace algunas décadas dedican empeño organizaciones como la Asociación de Investigación de América del Norte, el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, la Conferencia Legislativa Fronteriza y el Caucus Fronterizo del Congreso de Estados Unidos, entre muchas otras. El punto de convergencia entre estos estudiosos es que la frontera requiere de la consolidación de un capital humano con enfoque binacional, que a su vez represente una fuerza de trabajo altamente especializada.

Ahí, la importancia de resignificar la apertura del tránsito humano en la frontera norte para actividades no esenciales ocurrida en días recientes. No solo debemos atender a los efectos que produjo el cierre de puentes, sino a una inversión de mediano plazo en donde el panorama se amplíe para favorecer el surgimiento de capital humano especializado, mismo que se requiere en ambos lados de la frontera.

En un antecedente que data de hace pocos años, cuatro para ser precisos, la empresa Manpower realizó una encuesta que entrevistó a más de 37 mil directores de recursos humanos en 42 países y de donde se desprende que en las zonas de frontera entre México y Estados Unidos 44% de los empleadores enfrenta elevadas dificultades para encontrar talento laboral adecuado a las necesidades de las empresas establecidas en la zona.

Refuerzo

La consecuencia natural ante la carencia de perfiles laborales es la importación de talento que en poco beneficia a los habitantes de esta región. Por ello, he aquí un costo de oportunidad para que, aunado a otras acciones de política pública, se pueda detonar la recuperación económica que tanto se anhela.

Gran parte de la generación de riqueza y prosperidad incluyente para la zona radica en dos grandes pilares; en primer término, en la capacidad que tengamos como país para atraer inversión extranjera a la región; y, en segundo, en la capacidad de retención de riqueza que a su vez propiciemos del lado mexicano a efecto de conservar la mayor derrama incremental posible desde este lado de la frontera.

Ambos casos encuentran como aliciente la disponibilidad de capital humano de alta calificación y especialidad. Por eso más allá de la visión inmediatista de lo que comercialmente implica, la apertura de frontera, aunque sumamente deseable y plausible, palidece ante la posibilidad de generar fortalezas futuras ante requerimientos inminentes. Una preparación por medio de un enfoque estratégico hacia lo técnico y una actualización constante del capital humano existente como políticas de Estado a través de los sistemas de enseñanza pública sería un gran refuerzo hacia la distinción positiva.

No hay que olvidar que estamos en un esquema de flujos migratorios acelerado que a su vez urge de acciones para dar cabida y alojamiento productivo a quienes, según las cifras del Instituto Nacional de Migración, se quedan varados en una proporción de 85% en las ciudades fronterizas mexicanas. Esa preparación incluye la mejora continua de servicios públicos e infraestructura a efecto de evitar la inseguridad, el ocio y la proliferación de la pobreza. Cabe recordar también que en los estimados más conservadores se sabe que las ciudades mexicanas ubicadas en la frontera norte tienen necesidad de absorber a más de 300 mil personas anualmente, con posibilidades de incrementos acelerados por lo que a nivel global ocurre con la economía.

Así, después de 19 meses y cerca de 20 mil millones de dólares en pérdidas, las compuertas de tránsito se abren para normalizar ese intenso intercambio acostumbrado. No solo son las ventas por proximidad: vale la pena pensar en futuros más prolíficos para todos.