UN BUEN CONSEJO DESDE LA ONU

“Las acciones para evitar la proliferación de armas deben ser mayormente preventivas”.

Guillermo Deloya
Columnas
Rifles at Dick’s Sporting Goods

La manutención de la paz mundial mediante la provisión organizada de seguridad multilateral no es una labor sencilla. Mucho menos se hace eficientemente realizable cuando existe una tarea que involucra un sistema de válvulas complicadamente delicado. Esa misión estará encomendada a México a través del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

No es menor la distinción cuando se pondera el peso de este órgano colegiado que constituye el más sólido de aquellos que componen la organización. Estamos ante el único órgano cuyas decisiones tienen carácter imperativo y puede imponer embargos o autorizar incluso el uso de la fuerza para el restablecimiento de condiciones de normalidad.

Con tal peso específico, y con la experiencia en la conducción por parte de Juan Ramón de la Fuente, no se espera nada menos que un papel protagónico de nuestro país.

Sin embargo, hay que ser acuciosos en el análisis del rumbo hacia el cual se ha empujado la agenda y cómo se trabaja en equilibrios que representen oportunidades, tanto para un posicionamiento positivo en el escenario internacional como para la visibilización de problemas que nos representan entuertos añejos.

Acorde con la dinámica y visión del gobierno federal la agenda propuesta para el funcionamiento del Consejo sigue la línea del combate a la corrupción y de protección humanitaria. Pero hay un tema que se enarbola estratégicamente: el impacto que sobre la seguridad nacional tiene el desmedido incremento en el uso de armas de fuego como instrumentos letales.

Nadie es ajeno a conocer qué tan hondo es el problema en la faz mundial, pero subrayadamente qué tan hondo se ha hecho como una preocupación compartida entre México y Estados Unidos. De tal calado es el asunto, que tan solo en el pasado 2020 se incrementó en 29.8% el número de homicidios ocurridos en el país vecino y el común denominador es que 85% de estos casos involucra un arma de fuego.

Mercado rentable

Desde los inicios remotos de la pandemia fue notoria el alza exponencial en las ventas de armas para los comerciantes del ramo. Se reportaron peticiones desmedidas de usuarios, quienes ante la sensación de incertidumbre e inseguridad llegaron a realizar auténticos actos de acopio, lo cual tuvo tentaciones para que los vendedores relajaran las medidas de verificación y seguridad necesarias para proceder a su venta.

Así se estima que el pasado año se vendieron casi 40 millones de armas en forma legal y, según datos del FBI, podría haber una sombra de ventas ilegales que alcanzaría otros alarmantes y adicionales 30 millones de casos.

La correlación con los casos de violencia presentados en nuestro país es por igual alarmante: ese mismo año se cerró con 34 mil 515 homicidios dolosos, los cuales en 70% se perpetraron mediante un arma de fuego. Se estima por igual que, de ese porcentaje, 45% de las armas provino directamente de intermediarios estadunidenses o se adquirió en dicho país como puente de importaciones ilegales de China y Oriente Medio. Nos estamos inundando de armas y, ante los enormes intereses económicos que representan para industrias y clubes norteamericanos, la respuesta para nuestra situación de violencia ha sido sencillamente la indiferencia.

Incluso con las acciones compartidas que han paliado en forma poco significativa el tránsito hacia nuestro territorio, las acciones de verificación de tránsito o el establecimiento de puntos adicionales de revisión fronterizo no vienen a resolver de fondo un problema que si no se le impone un alto tenderá a crecer de manera desmedida en los próximos cinco años.

Si nos retrotraemos al mismo periodo de tiempo sabremos que hemos acumulado 117 mil 443 homicidios en nuestro país y año con año dichos delitos se cometen en mayor medida con armas importadas ilegalmente. No importa tampoco que inundemos los cruces con revisión si, por una parte, el crimen organizado resulta un mercado sumamente rentable y, por otra, además no se recalca que las acciones para evitar la proliferación deben ser mayormente preventivas.

Estamos por hacer visible este problema con mayor énfasis. Disminuyamos el flagelo. Es un buen consejo de México para el mundo.