¿HEMOS TRATADO?

Saldar problemas.

Deloya-U.S.-Customs-and-Border-Protection-Anthony-Durak---1.jpg
Columnas
Compartir

Estamos en la celebración del primero de 16 años pactados para la vigencia del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), un instrumento que sin duda alguna reforzó el sano intercambio comercial entre los países pero que por igual deja un mapa de discrepancias que permitirán ajustes y nuevos entendimientos entre las naciones involucradas.

Porque no solo se presentan diferencias entre nuestro país y el inmediato vecino del norte, sino que también existe un listado de pendientes que provoca litigios entre Canadá y Estados Unidos, mismos que eventualmente podrían significar nuevos entuertos encontrados entre los engranes del funcionamiento de la relación trilateral.

Una parte importante de estos inconvenientes versa sobre temas que por igual tendrán que contar con una solución donde México se involucre. El gravamen impuesto a empresas digitales de EU, el conflicto por la exportación de lácteos hacia Canadá, las restricciones para la importación de madera canadiense para la construcción y la detención de la internación al país de las barras y las estrellas de paneles solares de Canadá son ejemplos de cómo no todo es redondamente perfecto en una relación que trimestralmente excede los 200 mil millones de dólares.

El caso de México tiene particularidades que urgen de estudio y atención. Una tensa relación en torno del tema sindical ameritó ya la activación del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida en un par de ocasiones y, en la medida en la que avancen los días sin un acuerdo favorable entre las partes, bien podrían llegar los casos al conocimiento de paneles de estudio y resolución. Sin embargo, la apreciación estadunidense respecto de las condiciones laborales que provienen de la reforma de 2019 en México es de honda deficiencia y de insatisfacción ante casos como los de Silao y Tamaulipas. En este rubro, si bien hay mucho por hacer en materia de saneamiento de la libre asociación y negociación colectiva, también es cierto que los poderosos intereses de sindicatos estadunidenses como AFL-CIO y SEIU se pueden constituir en verdaderos puntos de presión e incluso velado chantaje para imponer condiciones ante sus muy particulares pretensiones.

Oportunidades

En días recientes se fortaleció la coordinación en este tema mediante el acercamiento que tuvieron altos funcionarios dentro la primera reunión del Consejo Laboral del TMEC, foro del cual surgen acuerdos a seguir. Subrayo lo concerniente al establecimiento de primeros esquemas de derechos laborales para migrantes mexicanos, lo que se puede llegar a significar en los primeros cimientos de la tan ansiada reforma migratoria de primordial interés para los tres países.

Por otra parte, donde se avizora que la discusión tenderá a la tensión próxima es en el capítulo energético del tratado. Ya son varias las voces que allende la frontera se alzan para denunciar tanto incumplimiento como inadecuación del marco normativo derivado de las recientes reformas mexicanas.

Aun cuando las reformas sobre el sector eléctrico y de hidrocarburos se encuentran bajo los efectos de la suspensión mandatada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) estamos ante un tema que ahonda el desencuentro, fundamentalmente por la creación de mercados de consumo preferenciales a favor de las grandes paraestatales de nuestro país. En dicho esquema el alegato estadunidense subraya las posibles acciones discriminatorias contra empresas privadas de aquel país y reclama la restitución de la normalidad con una exigencia máxima.

Sin embargo, en el cauce de las oportunidades que la propia coyuntura mundial concede, México puede reforzar exponencialmente su economía al atraer un cúmulo de inversión asiática que finque su decisión para establecerse en nuestro país, en el sano funcionamiento del TMEC mismo. Actualmente un gran número de empresas valoran el fortalecer sus vínculos comerciales con EU al disminuir su vinculación con China y así generar oportunidades de inversión en América del Norte. México sería una gran opción si saldamos estos problemas ya detectados en el accionar del tratado, además de que podamos mejorar nuestra ubicación en los distintos índices de confianza para la inversión, así como aquellos que miden la competitividad como país. No podemos quedarnos entrampados en las consecuencias de decisiones que contravienen postulados convenidos en el tratado, como tampoco podemos dejar de subirnos al tren del progreso. ¿Hemos tratado de hacerlo?

×