LA PALOMITA EN LA ECONOMÍA

Guillermo Deloya
Columnas
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Siempre es plausible el optimismo y, por igual, siempre se agradecerá la mesura proveniente de un secretario de Hacienda realista. Sin embargo, a pesar de las proyecciones del propio funcionario, las cuales estiman una recuperación económica rápida y asimétrica (a la que él mismo compara con un logotipo de calzado deportivo por su gráfica en forma de “palomita”), los escenarios empiezan a mostrarse caóticos y severamente arduos para lograr una pronta recuperación.

Los indicadores dados a conocer por el INEGI muestran un escenario de deterioro que, en las capacidades de la economía global, bien podría agravarse y traducirse en la prolongación del tiempo de contracción recesivo de la misma. Nadie quisiera un panorama que, desafortunadamente, se avizora como venidero por dos cuestiones fundamentales que se ponen a consideración con calidad de esenciales.

En primer término las cifras que componen los denominados indicadores cíclicos de la economía confirman lo que a tientas se ha anticipado dentro del gobierno federal: estamos ante un periodo de decrecimiento económico exacerbado por los efectos de la pandemia de Covid-19, que podría alongarse por un lapso de entre 19 y 36 meses. Con la suma de lo estimado por los indicadores adelantado y coincidente elaborados por el instituto, existe una combinación sumamente compleja para abordar el crecimiento de nueva cuenta. Subrayo la confianza empresarial como componente de análisis, la cual se estima que disminuyó 0.76%. Donde no existe confianza para poner el dinero no existirán oportunidades para la creación de fuentes de trabajo. Pero este componente mencionado es solo uno de seis que integran la medición integral de dichos indicadores; de esos seis tan solo uno obtuvo un modesto avance en la apreciación del peso frente al dólar dentro del mercado cambiario.

Otro componente integral del indicador adelantado es aquel que apunta a que la actividad manufacturera ha llegado al nivel más bajo que se tiene registro desde que se elabora el indicador por parte del INEGI. Esto explicable, por supuesto, en un contexto de mercados ralentizados y comercio bilateral profundamente disminuido por los efectos de la pandemia. Sin embargo jamás se habían tocado los mínimos históricos que hoy se presentan a la vista.

Segundo

En segundo término es pavorosa la cifra conocida respecto del comportamiento del mercado laboral. Y es que un mayúsculo sobresalto debería representar para los mexicanos el resultado de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) levantada por el mismo INEGI para el pasado mes de abril. Nos encontramos con que cerca de doce millones de mexicanos económicamente activos dejaron el mercado laboral ya sea por causas temporales debido a la suspensión de actividades o por la terminación definitiva de su trabajo ante la presente crisis.

Cabe aquí la aclaración de que dicha medición tiene un rango mayor de fluctuación en el intervalo de confianza ante sus similares que constituyen antecedente, levantadas con encuestadores de manera presencial. Además la ETOE comprende empleo y ocupación, es decir, abarca la medición encuestada tanto de la formalidad como de la informalidad laboral. Pero dicho lo anterior no deja de sorprender la dura y lacerante debilidad que experimenta el empleo en el país. Recordemos que en información oficial el Instituto Mexicano del Seguro Social dio a conocer que para el mismo mes de abril se habían cancelado 555 mil plazas de trabajo; qué decir de las implicaciones traducidas en el hundimiento previsible del nivel salarial nominal, el restringido mercado de oportunidades, la consecuente pérdida de poder adquisitivo y la disminución de ahorro y productividad en general.

Con dos muy puntiagudos flechazos de información generada en el seno de la autonomía que goza la medición de la geografía y la estadística en el país se pone la bandera roja que contradice el dicho esperanzador del secretario de Hacienda.

Entronizada en el templo de Acrópolis, la diosa Niké velaba por las victorias de los hombres en distintos tipos de justas. El trasfondo de la “palomita” que identifica a la marca deportiva a la que aludió Herrera precisamente apela a la victoria y la gloria deportiva depositada en la guarda de Niké. ¿Se anticipa una cruenta o casi imposible justa por la reactivación económica mexicana? Esperemos la sonrisa benevolente de la diosa: de verdad la necesitamos.