MÉRITO Y PROFESIONALIZACIÓN LEGISLATIVA

“Se puede llevar a nuevos periodos a legisladores que en verdad cuenten con justificaciones suficientes”.

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Columnas
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Un México donde urge la recuperación económica y donde las condiciones inéditas que propicia la emergencia sanitaria modifican sustancialmente la vida de sus ciudadanos, es donde un Poder Legislativo renovado mucho puede aportar para lograr mejores condiciones en los próximos años.

No solo tendrá esta LXV Legislatura el reto de propiciar condiciones de gobernabilidad ante la sucesión presidencial de 2024 sino que, por igual, mediante la provisión de un nuevo marco normativo acorde a la situación que vivimos bien podrá convertirse en un factor de estabilidad.

Y todo lo anterior pasa por la capacidad para la generación de acuerdos mediante la aplicación con maestría de la negociación política. Una Cámara de Diputados que se recompone hacia un mediano equilibrio entre dos grandes bloques: el primero, conformado por Morena, PT y el Partido Verde, quienes cuentan con 198, 37 y 43 diputados respectivamente.

Por otra parte, un grupo opositor conformado por PAN, PRI, PRD y MC, quienes enlistan en sus filas a 114, 71, 14 y 23 legisladores. En ese gran total es donde el equilibrio de fuerzas permite un generoso intercambio para lograr consensos en las modificaciones a la legislación secundaria, donde el bloque que encabeza Morena es mayoría y precisa de un acuerdo sólido entre fuerzas políticas para lograr modificaciones a la Constitución.

Sin embargo, es de destacarse que en esa pluralidad puede radicar la fortaleza de una Legislatura histórica que, adicionalmente, se significa por ser la primera con paridad absoluta en su composición: 250 varones y 250 mujeres que detentan el enorme compromiso de generar nuevas rutas para la reactivación y la estabilidad.

Reelección

Además el momento es por igual propicio para fortalecer una cultura de mérito legislativo. Esta Legislatura es la primera entre cuyos integrantes se encuentran hombres y mujeres que se incorporan de nueva cuenta al Legislativo federal mediante la figura de la reelección. En un primer momento, para la logística y operación para la designación de candidaturas en donde cabía la posibilidad de reelegirse, dicha disposición de perfiles se hizo bajo los criterios y rectoría partidistas. Hoy se está a tiempo para privilegiar la profesionalización de la función legislativa a efecto de ponderar el mérito como criterio para la posibilidad de la reelección.

Así, con base en experiencia, rendimiento, efectividad, disciplina y buena imagen por un correcto desempeño se puede llevar a nuevos periodos a legisladores que en verdad cuenten con las credenciales y justificaciones suficientes.

No es sano dejar solamente al criterio de un partido político una decisión que resulta fundamental en el esquema de un poder público más fortalecido. Además, por igual se debe tener en cuenta la deuda que la pasada Legislatura acumuló en esta materia: no se han emitido los lineamientos que aplicarían para la debida regulación de la reelección, al grado que el Instituto Nacional Electoral (INE) tuvo que regular el pasado proceso por suplencia de normas. Esta renovada cámara podrá tomar la experiencia pasada y convertirla en fortaleza mediante una adecuada legislación en el tema.

Aunado a lo anterior, en el mismo campo, por igual existe una oportunidad reconocible en torno del servicio profesional de carrera. Ahí donde diversos valiosos profesionistas y técnicos aportan su experiencia adquirida en años para constituirse en un apoyo necesario para los legisladores. Sobra decir que muchos son los casos donde el perfil de los diputados no está visiblemente a la altura de la ocasión y son los diversos apoyos que apoyan el trabajo de los órganos de la cámara quienes salvan el día.

Pese a un avance mediante el anclaje de algunos puestos fundamentalmente de investigación parlamentaria, prevalece la discrecionalidad para suplir a funcionarios que difícilmente llegarán a trascender al trienio. Si no se opta por la continuidad en el servicio de aquellos que cuentan con habilidades y formación, corremos el riesgo de palpar nuevas deficiencias y ocurrencias que hacen de la técnica legislativa un quehacer reprobado. La real transparencia del proceso de concurso por los puestos correspondientes, así como la resolución del mismo con criterios de objetividad y mérito, bien pueden fortalecer al Congreso desde sus entrañas, lo cual es deseable y necesario.

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