“Aunque esto sea cierto, ocurre en Austria. Y Austria ya no es lo que era. Claro que el mundo está globalizado, pero si un banco mediano en Austria quiebra y su gobierno no rescata a sus depositantes, eso por sí solo no va a hacer olas para nada. En EU sí sería un problemón”, me dice un amigo, operador financiero en Nueva York.
¿Tiene razón su optimismo a toda prueba, contra mi recalcitrante catastrofismo?
Síntesis de lo ocurrido: una auditoría descubrió un agujero negro de 7.6 millardos de euros en el “banco malo” Heta Asset Resolution (creado para cachar los estropicios producidos por la quiebra del banco Hypo Alpe Adria), que el gobierno declaró que no podía cubrir. Así, el “banco malo” también resultó malo… y también los gobiernos federal y provincial que dizque garantizaban esos depósitos. Nadie sabe ya quién garantiza qué.
¿Y ahora qué sigue? ¿La creación de un banco “malísimo” para rescatar a ese banco “malo” que también quebró? Otra posibilidad todavía más inquietante se asoma. El Ministerio de Finanzas austriaco declaró que ya se puede obligar a los acreedores de ese banco a cubrir ese agujero negro. What???
Esa tremebunda declaración implica tres horrores juntos. Uno, que la supuesta garantía estatal de los depósitos bancarios es pura retórica vacía. Dos, que los depositantes de un banco ya no son formalmente tales sino meramente “acreedores”. Tres, que ya es legal ese robo abusivo llamado bail-in: que sean los propios clientes de un banco quienes cubran los faltantes y ya no el fisco, o sea los contribuyentes (bail-out).
Esta película ya la vimos
La quiebra en mayo de 1931 del Credit Anstalt, el principal banco de Austria, marcó un hito decisivo para la Gran Depresión, pues señaló la propagación de la crisis económica mundial al centro y este de Europa. Se produjo una fuga de capitales en Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos, que decidió terminar con el patrón oro (lo que a finales de 1932 casi todos los países del mundo también habían hecho).
Esto era “contagio” en una época en que la imbricación entre las entidades financieras mundiales no era ni de lejos tan apretada como hoy.
Hoy el estallido del banco malo Heta y la renuencia de los gobiernos de Austria y de la provincia de Carinthia han tenido ya repercusiones. Por lo pronto las calificadoras gringas (sí, las mismas megatramposas que posibilitaron la crisis global que detonó en 2008 y que se pone cada día más amenazante) se dan vuelo bajando los ratings tanto del país y la provincia como de entidades particulares. Aparte, ya se detectaron repercusiones en los sistemas bancarios de Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, y, por supuesto, la mamá de todos esos pollitos, Alemania. Si esto no es “contagio” no sé qué es.
De manera que repito la pregunta: ¿tiene razón el optimismo a toda prueba de mi colega neoyorquino contra mi recalcitrante catastrofismo? ¿Tú a quién le apuestas?