KILROY: LA HISTORIA DE UN VIEJO MEME

“Podía ir a cualquier lugar sin importar la ocasión”.

Ignacio Anaya
Columnas
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Durante la Segunda Guerra Mundial comenzaron a aparecer grafitis en diferentes partes. El dibujo era simple: un hombre narizón asomándose por una barda; debajo de él decía la siguiente frase: “Kilroy estuvo aquí”. Su imagen nos recuerda un peculiar tipo de humor en uno de los momentos más difíciles de la historia.

Kilroy no era una persona sino un dibujo realizado por soldados norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial. Ya fuera en paredes, barcos, tanques, bardas e incluso baños, todos ellos mostraban una cosa: por ahí habían pasado los estadunidenses. La imagen podía ser realizada de diferentes maneras, se podía encontrar con tiza o rayada. Igualmente, este símbolo podía aparecer después de una batalla o enfrentamiento, como manera de dejar constancia sobre el paso de las tropas.

Por ello Kilroy se convirtió en un símbolo para levantar la moral de los soldados estadunidenses, ya que para ellos encontrarse la imagen significaba una cosa: no importa dónde estuvieran, nunca estarían lejos de Estados Unidos.

De acuerdo con varios historiadores le debemos esta imagen a un inspector de astilleros llamado James J. Kilroy, o al menos es una de las versiones. Él era el encargado de revisar las planchas de acero de los barcos y al terminar dejaba una señal con tiza para diferenciarlas de las que no había revisado. Posteriormente se dio cuenta de que las marcas eran borradas, por lo que decidió escribir con pintura en los mamparos la frase “Kilroy estuvo aquí” para demostrar que ya había revisado el barco. Ya en servicio el personal de la nave encontraba con misterio dicha imagen y se preguntaba: ¿quién es Kilroy?

Instrumento

En la guerra no faltaba el soldado que pintara a este personaje por el simple hecho de que era gracioso y fácil de realizar. Más adelante Kilroy se convirtió en un instrumento importante para indicar a las tropas que el lugar era seguro, desde las costas japoneses hasta las playas de Normandía. Para muchos este sujeto se convirtió en una verdadera persona, incluso en un superagente estadunidense. Por varios campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial había pasado Kilroy. Incluso, la inteligencia nazi anduvo buscando a un soldado de élite que había participado en una enorme cantidad de contiendas. El único rastro que dejaba era un narizón asomándose y diciendo: “Kilroy estuvo aquí”.

Desde sus primeros comienzos Kilroy fue una figura que saltó a la fama. Su popularidad fue tan alta, que podía ir a cualquier lugar sin importar la ocasión. Se dice que durante la conferencia de Postdam se construyó un pequeño retrete para el uso especial de Truman, Stalin y Churchill. No faltó quien pintara ahí dentro a Kilroy, por lo que cuando Stalin terminó de usar el baño le preguntó a uno de sus ayudantes: ¿Quién es Kilroy? Las leyendas que rodean a este personaje son inmensas.

La popularidad de Kilroy se elevó notablemente después de la Segunda Guerra Mundial. El escritor Isaac Asimov le dedicó una pequeña historia a Kilroy en 1956 titulada El mensaje, la cual relata que el verdadero creador de la imagen era un viajero en el tiempo llamado George Kilroy.

Así que si alguna vez te encuentras al veterano Kilroy en algún lugar recuerda que él estuvo ahí antes que nadie.