LA PANDEMIA Y SUS TIEMPOS

“El pasado y el porvenir nunca coinciden”.

Ignacio Anaya
Columnas
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Otro año más y con ello termina un largo periodo marcado por la incertidumbre y la esperanza. Las vacunas contra Covid-19 nos dieron, a la sociedad, un respiro que tanto anhelábamos, pero las nuevas variantes nos hicieron recordar que todavía estamos en una pandemia. ¿Todavía creemos posible regresar a como estaban las cosas antes?

Ciertamente esa esperanza, remitente a una historia cíclica, sigue muy presente en la sociedad y choca con la expresión “nueva normalidad”: 2019 era ese pasado nostálgico, en 2020 todo se vino abajo y 2021 nos deja con la mezcla de sus dos predecesores.

La sociedad le hace preguntas al tiempo: ¿cuándo dejaremos de usar cubrebocas?, ¿cuántas vacunas más nos seguiremos poniendo? Ante tales cuestiones el silencio se manifiesta, pues el pasado las planteó, el presente no las puede responder y el futuro sigue pensando en la respuesta. Actualmente la sociedad se refiere a cada año, aunque en ocasiones con tono humorístico, como denominaciones históricas ya que, retomando al historiador Reinhart Koselleck (1993), se encuentran marcadas por acontecimientos o procesos históricos: el primer caso de Covid-19, el cierre total, las clases virtuales, el uso del cubrebocas, las vacunas, por mencionar algunos.

Vivimos una aceleración de las cosas desde hace tiempo. Es más claro verlo en los avances tecnológicos. En dos años las videollamadas se volvieron el nuevo método de comunicación. Las tiendas vieron cómo se vendían las videocámaras y los micrófonos. No es que antes no se usaran, pero su llegada a nuevos espacios fue notable. A unos les costó más que a otros adaptarse a ese cambio.

Experiencias

Por otro lado, la economía se vino abajo, ya que detrás de todo está el ser humano. Millones de personas se vieron afectadas por esto. En México la clase pobre fue de las más afectadas, tanto por la enfermedad como por la crisis económica.

Sigue siendo también recurrente el debate en torno de las vacunas, puesto que la incertidumbre e ignorancia de muchos sobre ellas sigue presente.

Todos estos casos se mantienen en el recuerdo de cada persona según como los hayan vivido. Esto es algo con lo que todos contamos. Retomando las categorías de Koselleck de espacio de experiencia y horizonte de expectativa resulta interesante preguntarse con base en ellas cómo se percibe el tiempo pandémico. Cierto es que cada uno tuvimos nuestras propias circunstancias individuales, nuestras experiencias con la pandemia, que provocaron que pensemos en nuestro futuro, pero como indica Koselleck el pasado y el porvenir nunca coinciden. Aun así, también indica el historiador que quien no basa su expectativa en su experiencia también se equivoca. Entonces, ¿en qué situación nos encontramos? Regresemos a los años y cómo se han estado configurando con relación al pasado y futuro. Resulta de especial énfasis 2020, el año que lo comenzó todo y del cual surgen las preguntas que configuran el tiempo presente. En la medida en que hemos vivido ya años nuestras experiencias se han estado conformando y han generado nuestras expectativas sobre 2022. ¿Qué pasará? Pues solo debemos saber que existe un mundo de posibilidades abiertas, pero es sin duda una pregunta que en este momento tenemos bastante presente.