Las Fuerzas Armadas en el Congreso de la Unión

Con mucha frecuencia leemos que buena parte de nuestros legisladores federales carecen de la experiencia. 

Congreso de la Unión
Foto: NTX
Javier Oliva Posada
Columnas
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Un tan antiguo como inútil prejuicio es que las Fuerzas Armadas de México no necesariamente deben tener representación en las Cámaras de Diputados y Senadores: en esta última desde 2006 carecen de presencia y en San Lázaro, si bien han tenido representantes, su participación en los trabajos legislativos no ha sido valorada.

Ahora, a unos días de que se integren las presidencias de las comisiones de trabajo en la cámara baja, es una buena oportunidad para que quienes mejor conocen la problemática de seguridad nacional y seguridad pública (por la situación que se vive en algunas partes del país) queden al frente de sus respectivas áreas: Defensa y Marina.

Con mucha frecuencia leemos y escuchamos que buena parte de nuestros legisladores federales carecen de la experiencia y conocimientos necesarios para tratar con oportunidad, profundidad y perspectiva una determinada problemática.

De hecho, este fue uno de los argumentos utilizados para reformar la Constitución y permitir la reelección consecutiva de los representantes en municipios, congresos locales y, desde luego, en el Congreso de la Unión.

Al anterior argumento deben sumarse los siguientes. La pendiente de violencia que se vive en entidades como Tamaulipas, Guerrero, Veracruz y Michoacán, entre otros, ha provocado que el general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda, desde la titularidad de la Secretaría de la Defensa Nacional, instrumente cursos sobre derechos humanos en todos y cada uno de los planteles del sistema educativo militar. Esto en la lógica previsión de evitar, en lo posible, situaciones donde por su actuar los soldados vulneren esos principios fundamentales —incluyendo los de los delincuentes— al estar haciendo la tarea de apoyo, cuando no de franca sustitución, en labores de seguridad pública.

Otro tanto sucede con la Secretaría de Marina Armada de México. Su titular, el almirante secretario Vidal Soberón Sanz, ha dispuesto que se haga un ajuste a la plantilla orgánica para reducir mandos y ampliar el número de elementos de la Infantería de Marina para actuar también en labores de lucha contra el crimen organizado.

De esta manera, la tendencia de la participación clave de las Fuerzas Armadas en labores de recuperación de la paz pública seguirá hasta el último día del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.

Lealtad

De allí que también como un reconocimiento a las Fuerzas Armadas por parte de los partidos políticos los legisladores militares, el general Virgilio Méndez Bazán y el almirante Carlos Federico Quinto Guillén, deben ocupar las presidencias de las comisiones de Defensa y Marina.

Suponer que ambas presidencias son sujetas de negociación como las demás es no haber comprendido la dimensión del problema en que nos encontramos.

Conocimiento de la problemática la tienen: en ambos casos, su anterior responsabilidad fue la de ser subsecretarios en sus respectivas dependencias.

Desde luego que todas las comisiones de trabajo, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, tienen su importancia. También es indiscutible que hay algunas de peso específico y dentro de estas tenemos, en efecto, las que competen a los temas de seguridad nacional y seguridad pública.

Para en serio trabajar de forma articulada entre las fuerzas políticas es necesario no argumentar, en estos casos, que por ser ambos legisladores militares de la bancada del PRI sus posiciones deben ser consideradas como de ese partido: debemos tener siempre presente, y todos lo sabemos, la lealtad, vocación de servicio y patriotismo con las que las Fuerzas Armadas sirven al país.

Ojalá y no se equivoquen los coordinadores en la asignación de las presidencias de las comisiones de Defensa y Marina.

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