Una vez pasadas las Fiestas Patrias en realidad comienza la temporada de celebraciones propias de la conclusión del año: como sabemos a fuerza de informarnos junto a la epidemia de Covid-19 viene la gripe estacional (para el hemisferio norte), que no es menos mortífera.
Así que la conjunción de ambos padecimientos en la salud pública ejercerá una formidable presión sobre las estructuras de salud pública y también en ámbitos como la educación, la seguridad pública y, desde luego, el mismo proceso político electoral de junio del siguiente año.
Las consecuencias desde ahora pueden ser atendidas. Si hay una visión y lección aprendidas de la forma en que se gestionó la epidemia desde el pasado mes de marzo, hay entonces elementos apropiados para evitar que haya una amplia contaminación. Los calendarios escolares son un estupendo termómetro para evaluar cómo será el gradual regreso a las actividades cotidianas. Por ejemplo, en la Universidad Nacional Autónoma de México se adoptaron dos modelos de reinicio de clases. El primero es el “híbrido” o semipresencial, de tres semanas en línea por una en aulas. El segundo es que por completo los cursos sean virtuales, sin asistencia física.
Ante esa situación lo que se pretende es desde luego evitar en lo posible una extensión de focos de contagio, así como que aquellos segmentos de la población que lograron el privilegio del confinamiento no se expongan a adquirir la infección.
Deben sumarse a lo anterior condiciones atípicas en otros ámbitos, ya comentados aquí, como es el proceso electoral: el diseño y desarrollo de las campañas tendrán que ser condicionados por la posibilidad de los contagios de la epidemia.
Esfuerzos
Desde luego que para los efectos de una política de seguridad sanitaria y de salud que prevea cierto éxito en el corto plazo la aplicación de medidas restrictivas, como es el uso obligatorio del cubrebocas, se vuelve indispensable. Ya no se trata de una sola epidemia sino de dos (Covid e influenza), que de manera simultánea afectarán a la población en su conjunto, exigiendo a la infraestructura y personal hospitalario y de sanidad un mayor esfuerzo. Muchas y dramáticas historias hemos sabido y leído de la presión y estrés que padecen esos mexicanos heroicos en el sentido más estricto del término.
Los meses por venir, aunque sea una obviedad, definirán el rumbo del país. Pero también en lo que se refiere a los equilibrios políticos estos no debieran afectar la marcha y aplicación de los programas y políticas en materia de seguridad, como son la creación de la Guardia Nacional o la serie de medidas orientadas a recuperar la paz pública en varias partes del país.
Es la continuidad en la materia una garantía para que en los municipios y estados de la República se logren articular instituciones y procedimientos para una mejor relación ciudadana a partir de la tranquilidad y aplicación de la ley.
Veremos y escucharemos las propuestas y debates de los miles de candidatos de los diversos partidos políticos en cuanto a la seguridad pública, sin duda el asunto más importante luego de la recuperación de la salud y el dinamismo en la economía.