Ese fue uno de los principales agregados, ya aceptados e incorporados, a la parte central de la reforma migratoria que será aprobada por el Senado de Estados Unidos y que, además, incluye el despliegue adicional de 40 mil (sí, ¡40 mil!) agentes de la Patrulla Fronteriza, así como de vigilancia electrónica y aérea mediante radares, drones, sensores y otros dispositivos, lo que implicará un gasto por 40 mil millones de dólares.
Desde cualquier ángulo que se analice, el gran triunfador de esta profunda e histórica medida migratoria es Barack Obama.
Primero porque logró que el Partido Republicano siguiera en su desgaste interno, con miras a cuidar sus bastiones electorales rumbo a los comicios presidenciales de 2016.
La prueba está en que el senador por Florida, Marco Rubio, votó a favor, mientras que el también senador por Texas, Ted Cruz, lo hizo en contra, en cuanto a los contenidos generales de la iniciativa presentada por el Poder Ejecutivo. Como se observa, ambos son de ascendencia latina y representan a estados con fuerte presencia en las fronteras continentales y marítimas de su país, a la vez que reservas electorales de su partido.
A diferencia de que, hasta el momento, todos los senadores del Partido Demócrata, han votado a favor, en todas y cada una de las fases de la reforma migratoria.
Segundo, y quizá lo más importante, es que el presidente Obama logró de forma indirecta reactivar el presupuesto que había sido seriamente afectado por las disputas y bloqueo de los republicanos en la Cámara de Representantes, que se habían traducido en severos recortes a los gastos en defensa y seguridad. Los nuevos 40 mil millones de dólares son poco menos de la mitad de los 86 mil que se aplicaron para este año, pero es una recuperación significativa.
El tercero y último es que, sin duda, la sobrevigilancia en la frontera con México de manera directa será un factor para contener el ingreso de enervantes al vecino país del norte.
Dinámica
Esto también será una noticia y acción que generará tensiones en nuestros países, máxime si se considera que entonces los grupos criminales de alguna manera buscarán mantener sus ilegales negocios a costa de las sociedades y gobiernos de paso hacia el mercado de consumidores más grande del mundo. Advertidos estamos.
Es importante tomar nota de las anteriores consideraciones, pues en nuestro país se tiende a analizar lo que pasa y se decide en Estados Unidos con efectos directos e indirectos hacia México, como si nuestra nación fuera el principal foco de atención cuando, de forma natural, lógica y explicable, no lo es.
Para comprender la dinámica interna de los procesos políticos en aquel país hay que conocer los balances, las alianzas, los efectos sobre la economía, los sistemas de creencias, entre otros muchos aspectos de la compleja y muy interesante sociedad estadunidense.
Ahora bien: los efectos para México a propósito del notable endurecimiento en las medidas de seguridad en los pasos fronterizos, así como en la larga y a veces indefinida delimitación entre ambas naciones, desde luego que son un mensaje respecto de las consideraciones a propósito de la situación que viven amplias zonas de nuestra República, agobiadas por la actividad criminal. En este caso destacan, por supuesto, las ciudades de los estados fronterizos. Para tratar de evitar que la violencia siga llegando a los condados de Texas, California, Nuevo México o Colorado, por mencionar algunos, más y severos sistemas de vigilancia serán un inhibidor (o al menos eso se supone) para los grupos delictivos.
Y para aquellos paisanos que busquen ingresar de forma ilegal a Estados Unidos también la situación se volverá más difícil y peligrosa y obtener un empleo será una posibilidad cada vez más lejana en ese país.