Trump visto por y desde Europa

Las expresiones de Donald Trump no son compatibles con los valores de la democracia británica, consideran.

Donald trump
Foto: NTX
Columnas
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Las expresiones de Donald Trump simplemente no son compatibles con los valores de la democracia británica”, expresó en días pasados el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, al solicitarle un periodista su opinión respecto de los señalamientos que han caracterizado al empresario y hoy improvisado precandidato presidencial en Estados Unidos.

La expresión es muy interesante, puesto que si bien Cameron es un notable político conservador, no hay un ápice de empatía o reconocimiento a los planteamientos racistas, xenófobos y, por tanto, radicales de un representante de la parte menos amable de la sociedad estadunidense.

De manera similar se ha manifestado Manuel Valls, primer ministro de Francia, para señalar que las dinámicas mundiales, como la migración, antes que ser prohibidas deben ser procesadas y acordadas entre sociedades y gobiernos para darles cauce e incluso reconocerles su normalidad en la historia de la humanidad.

Hay diferencias respecto de las frecuentes descalificaciones de funcionarios y actores políticos de nuestro país, que al opinar no se dan cuenta (o tal vez sí) de que caen en el mismo tobogán del desprestigio de la actividad política profesional al suplir el ataque a las ideas y propuestas de Trump por la crítica meramente personal.

Así convierten el asunto, más que en un debate ideológico, en una penosa competencia de adjetivos e insultos… Y ese es el terreno que mejor maneja Donald Trump.

Por eso, también, obligarlo a plantear soluciones específicas a la lista de problemas en los que basa su precampaña implicaría demostrar —por inviables— lo equívoco de sus propuestas “soluciones”.

Aprendizaje

La democracia es por sí misma producto de la pluralidad en sus diversos ámbitos y sentidos. Es imposible la homogeneidad en una sociedad, como la estadunidense, la cual es producto de las migraciones. La cita que allí se han dado religiones, razas, costumbres y gastronomías es una clara referencia de las tendencias mundiales.

Hay una broma muy extendida en la capital de Inglaterra: “¿Cuál es el plato típico de Londres? El curry (plato típico de India)”.

La migración desde Pakistán, Kosovo, Bangladesh, Turquía, Jamaica, China e India, entre otros países, le dan a la región su sentido de pluralidad y diversidad.

Lo cierto es que esto exige a las autoridades la promoción de medidas y programas que fomenten la identidad y las prácticas cívicas entre esa notable diversidad.

Por ejemplo, el próximo 5 de mayo hay elecciones para alcaldes en el Reino Unido. El candidato del opositor Partido Laborista (centro izquierda) es Sadiq Khan, señalado por los círculos políticos en el Reino Unido como el más importante e influyente musulmán en el país. Y de ganar lo será de toda Europa, ya que solo después del cargo de presidente de Francia, el alcalde de Londres es quien tiene el puesto de elección por mayoría simple más numeroso en cuanto a votantes posibles.

Esto, desde luego, no sería posible sin el aprovisionamiento cotidiano de la tolerancia, la convivencia, el intercambio de culturas y el aprendizaje que provee la diversidad en las calles, escuelas, mercados, transporte público, medios de comunicación abiertos, entre otros espacios reales y virtuales.

Trump es tomado en serio en Europa en tanto competidor por la candidatura republicana, misma que al parecer ganará. Pero una vez convertido en uno de los dos aspirantes al cargo de presidente de Estados Unidos, perderá esa relevancia que hoy tiene: la razón principal es que sus posturas recuerdan el aislacionismo de su país, propio de fines del siglo XIX y que tantos y tan negativos costos tuvo para el mundo. El reloj de la historia ni se detiene ni se puede regresar.

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