Terminada la visita de Barack Obama el país vuelve a la realidad de la política interna con más interrogantes que respuestas, a pesar de lo que se ha avanzado con el Pacto por México, y con un buen nivel de acuerdo en la relación del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Comienza, para todo efecto, un semestre de mayo a diciembre crítico, tal vez el periodo más importante para todo lo que será el sexenio de Enrique Peña Nieto.
A ciencia cierta no está clara la situación por la que atraviesa la cohesión del Pacto. Luego de las denuncias electorales y políticas interpuestas por el PAN y el PRD con motivo del caso Veracruz y los comicios que celebrará el 7 de julio, el presidente del PAN se ha negado a participar en actos públicos del Consejo Rector del Pacto; en tanto, Jesús Zambrano mantiene su decisión de participar aun cuando sostenga su reclamo al PRI en los casos de funcionarios del gobierno de Veracruz y el papel de Rosario Robles en el supuesto uso clientelar de la Cruzada Contra el Hambre.
No parece que el Pacto se encuentre en estado terminal, pero tampoco tiene la solidez que mostraba hacia diciembre y enero pasados.
La continuidad del Pacto es crucial por muchas razones. Los compromisos convenidos y anunciados el 2 de diciembre de 2012 tienen apenas un grado de cumplimiento que no va más allá de 15%. Ese es un motivo poderoso para buscar su continuidad. Sin embargo, hay otros tanto o más importantes que requieren del vigor del Pacto, aunque de todas formas el sólo acuerdo pueda no ser condición suficiente, pero sí necesaria.
Algo más
En los meses por venir restan como pendientes legislativos algunas piezas fundamentales para que el rompecabezas de la genuina modernización mexicana cobre forma.
Ejemplos sobran. Una reforma secundaria al Seguro Social que quedó a medias. Falta que el Senado apruebe la nueva Ley Minera. No hay consenso aún respecto del órgano, funciones e integración del mecanismo anticorrupción, mientras que la Secretaría de la Función Pública funciona colgada de un artículo transitorio de la Ley Orgánica de la Función Pública. Continúa la discusión, sin acuerdos, respecto de los alcances y modalidades del fuero de los funcionarios públicos. Se pospuso, por desavenencias dentro del Pacto, el envío de la iniciativa de reforma financiera...
Es un lugar común que el diablo está en los detalles. Nunca tan cierto como los casos de las leyes secundarias, que ni siquiera han sido elaboradas respecto de las reformas constitucionales, en materia de Educación y de Telecomunicaciones.
Si fue difícil procesar los cambios en esas materias a la norma fundamental, sus leyes secundarias, que comprenderán su real y material aplicación, se pueden convertir en una verdadera Torre de Babel, con el agravante de que en el caso educativo el proceso de legislar se dará en el marco de una elevada conflictividad social, encabezada por el magisterio de varios estados, pero no solo: otras organizaciones se montarán a la movilización. Ven burro y se les antoja viaje.
Restan en el segundo semestre las reformas más importantes del sexenio de Enrique Peña Nieto para las que se necesita Pacto y más: las reformas fiscal y energética. Estas dos, de concretarse, le cambiarán la fisonomía al país en el siglo XXI. Repito: se necesita Pacto, algo más y suerte.