EL INVIERNO DEL PATRIARCA

Vladimir Putin es más bien reflejo de un país en ruinas.

Juan Pablo Delgado
Columnas
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Vladimir Putin es el villano del momento. Lo hemos visto montando a caballo con el pecho desnudo; salir de las profundidades del océano con reliquias de barcos hundidos; someter a sus adversarios con llaves de judo; posar con leopardos y con tiernos cachorros; boicotear elecciones presidenciales e iniciar invasiones sin remordimiento. Donald Trump, líder del país más poderoso, lo venera e idolatra.

El 7 de mayo pasado la figura de Putin alcanzó nuevas alturas: ¡20 años en el poder! Poco después los rusos lo coronaron con laureles al aceptar una reforma que permite su reelección hasta 2036.

Pero si vemos más allá del sex appeal y su fachada de genio estratega, la Rusia de Putin no es más que una colección de contradicciones, claroscuros y problemas.

¿Cuál es el legado luego de 20 años en el poder? Les presento diversas voces tomadas de Foreign Policy para desenmarañar este misterio.

Susan Glasser (periodista) Comparado con el borracho de Yeltsin (su predecesor), Putin sí buscó la modernidad de Rusia. Pero dos décadas después su país es un petroEstado en crisis, con un líder anciano que mantiene la tradición autoritaria que siempre obstaculizó el desarrollo. Hoy su economía se define por corrupción, parálisis y dependencia total en hidrocarburos.

Olga Oliker (International Crisis Group) El verdadero cambio que Putin logró fue crear un sistema político que depende extraordinariamente de su persona. Y este sistema, por definición, solo existe mientras Putin permanezca en el poder.

Michael McFaul (exembajador de EU en Rusia) Putin reemplazó una frágil democracia con una sólida autocracia. Rechazó el liberalismo y el multilateralismo promoviendo ideas conservadoras y nacionalistas. Lo que vemos ahora es un choque entre el putinismo y el liberalismo, dentro y fuera de las fronteras rusas.

Irina Borogan (periodista) El cambio más significativo del putinismo es que los jóvenes que crecieron bajo su régimen no saben qué es la libre expresión o qué significa la democracia.

Debilidades

Yevgenia Albats (periodista) Putin prometió “hacer a Rusia grande otra vez”. Pero anexar territorios e iniciar guerras no genera grandeza o respeto, solo inspira miedo en sus vecinos y desconfianza en el resto del mundo. Si no fuera por el vasto arsenal de armas nucleares todos olvidarían la existencia de Rusia.

Vladimir Milov (político) Putin evitó reformas urgentes para crear una economía fuerte. Hoy está en un callejón sin salida: desde 2008 el PIB no crece. No tenemos nada positivo que ofrecer al mundo, excepto amenazas, desinformación y disrupción. Esa es la cara del putinismo.

Catherine Belton (periodista) Rusia exacerbó las debilidades y divisiones de Occidente y mantiene bajo asedio a la democracia liberal. Pero Putin es una reliquia deformada de una época pasada. No entiende que sin una economía competitiva sus “juegos de poder” colapsarán a su país.

Angela Stent (académica) Putin es un jugador global que busca un orden mundial posoccidental. Pero el colapso de los precios del petróleo y la fuerte disminución del crecimiento económico limitan su proyección de poder y evitará que sean una gran potencia.

Andrea Kendall-Taylor (Center for a New American Security) Durante los últimos 20 años lo único que ha impulsado a Putin es su deseo de mantenerse en el poder.

Pues ahí lo tienen.

Más que un gigante Vladimir Putin es más bien reflejo de un país en ruinas. Para desgracia de millones este viejo patriarca ahora tiene el poder para definir su futuro por 16 años más. El invierno ha llegado a Rusia… un invierno largo, oscuro y frío.