Desde tiempos inmemoriales la violencia representa uno de los grandes problemas de la humanidad, principalmente por esas conductas y la intención de dañar o someter a otras personas.
La violencia de género es un tema de suma importancia y los gobiernos no solo deberían estar preocupados sino ocupados en esa urgencia de poder erradicarla. De cierta manera buscar que esos discursos, análisis y demás reflexiones se lleven a cabo, porque al final toda la sociedad se ve afectada.
En cuanto a la violencia de género, no solo son golpes o amenazas a las mujeres, sino que tiene distintas caras: desde una “simple charla” con conocidos, bromas hirientes, miradas lascivas, desigualdad laboral o económica, hasta situaciones cada vez más complejas, acoso u hostigamiento sexual o hechos totalmente aberrantes como la violación y el feminicidio.
Nosotros como interesados en los temas de la erradicación de la violencia y la cultura de paz llamamos como uno de los primeros puntos a identificar y analizar el inicio de la violencia para así encontrar las mejores vías para resolver este problema que no solo aqueja a las mujeres, sino a todo el contexto social.
Un segundo punto es tener la información y el conocimiento de los tipos de violencia. Con ello se permitirá tener una mayor visión y, sobre todo, un mejor contexto para su erradicación: en el momento en que una persona tiene conocimiento de la violencia y sus medios de defensa resulta más accesible su cumplimiento.
Herramientas
En este momento ya no es preguntarse si existe o no la violencia de género, porque está presente prácticamente en cada esfera social y en cada ámbito de las vidas de las personas. Es momento de enfrentarla, no discursivamente sino a través de acciones que permitan desaprender esas formas de interrelación, de convivencia. Porque recordemos que la violencia no es algo innato, sino una situación aprendida. Si esto no fuera así, todas las personas serían violentas.
Hoy tenemos a nuestro alcance un sinfín de información y de herramientas que podemos utilizar para identificar las zonas conflictivas y, no menos importante, proceder a gestionarlas de la mejor manera con la finalidad de no caer en violencia.
Dentro de las más importantes están la comunicación y el diálogo. Además de lo anterior, tomar la responsabilidad por parte de todos los hombres de aprender, de conocer, de deconstruirnos y de reconstruirnos, así como de romper paradigmas en estos temas.
Porque al final la violencia de género no solo afecta a las mujeres: afecta a los hijos, a los padres, a los hermanos, a los esposos… a todos.