“A MAYOR LIBERTAD DE EXPRESIÓN, MEJOR CALIDAD DE GOBIERNO”

Libertad Bajo Palabra con Federico Berrueto

Ángel Hernández
Columnas
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La crítica y el escrutinio son la mejor manera de evadir el sometimiento al poder, afirma el analista Federico Berrueto, quien resalta que un buen gobierno requiere de la oposición y del ejercicio crítico.

“En la medida en que haya libertad de expresión y quien se oponga lo diga, mejoraremos la calidad del gobierno”, asegura el también catedrático y empresario, para quien es indispensable el ejercicio de las libertades, en especial las de expresión y prensa.

Subraya que las libertades existen porque se ejercen y no porque estén en los códigos o haya comisiones o tribunales que las protejan. Y deplora que la crisis de inseguridad y violencia que vive el país cause estragos en la convivencia social, las familias, las comunidades y los negocios.

—¿Cuál es el costo que pagan los mexicanos en sus libertades ante la situación de inseguridad y violencia que vive el país?

—El problema no es de ahora: ha sido de siempre. No tenemos registro de un periodo histórico en el que México haya vivido a plenitud en un Estado de Derecho, sobre todo en justicia penal. El costo de no sancionar al delincuente es que se genera un incentivo perverso: el criminal puede seguir agraviando sin asumir las consecuencias de su conducta delictiva, mientras que las víctimas se encuentran en estado de indefensión.

Agrega que tiene la convicción que “la gran transformación de México será cuando seamos un país de leyes” y considera que el actual gobierno federal no actúa en consecuencia: “Criminaliza la pobreza al pensar que los criminales son tales porque son pobres. No es cierto: hay criminales porque hay impunidad”.

—Usted advierte que el sistema legal y democrático en México se encuentra amenazado. ¿Qué implica para las libertades?

—La sociedad está desmovilizada por miedo. Los factores que acotan al poder están intimidados por la amenaza de la autoridad fiscal, del bloqueo de cuentas o por la acción administrativa que da facultades extraordinarias en extinción de dominio. Se debe encarar al poder cuando actúa de manera ilegal, no dejarse y en todo caso estar preparados para asumir las consecuencias. La autocensura es lo que domina y eso significa que la libertad se acota.

—En este sentido pareciera que hay una ausencia de ciudadanía en el país. ¿A qué atribuye esa situación?

—Llegamos a la democracia pero sin los valores propios de la democracia. No somos un país liberal. Seguimos teniendo la condición de súbditos. Vemos en el presidente un salvador, no un representante popular. Vemos en el voto no un instrumento para sancionar al poder o elegir a un representante sino para que un hombre poderoso resuelva por nosotros los problemas y cumpla los anhelos compartidos. No hay ciudadanos, hay súbditos.

—Otra de sus críticas es que las libertades se someten al poder. ¿Cómo evitar o evadir este sometimiento?

—La manera de evadir el sometimiento al poder es con el ejercicio de la crítica y del escrutinio del poder. No dejar de decir lo que se piensa, aunque uno pueda estar equivocado o ser injusto. El buen gobierno requiere de crítica y de oposición. En la medida en que haya libertad de expresión y quien se oponga lo diga, mejoraremos la calidad del gobierno.

Berrueto subraya que no importa la respuesta o la actitud provocadora de algunos funcionarios ya que es indispensable el ejercicio de las libertades, especialmente la de expresión y la libertad de prensa. “Debe preocupar el silencio de muchos, incluso de aquellos que en el pasado contribuían al debate público y que ahora están callados o son complacientes”.

—La transición democrática en México ha traído una amplitud en el ejercicio de las libertades. ¿Cómo mantener y ampliar esas libertades?

—Las libertades existen no porque estén en los códigos o porque haya comisiones que las protejan o tribunales que las garanticen. Las libertades existen porque se ejercen. Es muy lamentable que no tengamos un debate nacional a la altura, que la oposición sea marginal en todos los sentidos, hasta intelectualmente. A estas alturas México muestra que hay un enorme déficit en materia de cultura política: no somos una sociedad liberal. Un gobierno autoritario es efecto, no causa. El origen de nuestras dificultades es el déficit de ciudadanía y de valores democráticos en la sociedad.

—¿Qué ocurre cuando el ciudadano o un empresario tienen que pagar un costo económico o social por la inseguridad?

—La delincuencia de ahora es diferente a la anterior: tiene una expresión económica en su funcionamiento y en sus objetivos. El crimen organizado son negocios enormes, con grandes utilidades, con una ingeniería para corromper e intimidar. No tenemos conciencia de lo que esto significa. Hemos perdido la batalla y el gobierno actúa con enorme ingenuidad. No atacamos ni siquiera los efectos, mucho menos las causas.

Propone hacer un alto en el camino y ver la manera de actuar frente a un enemigo pernicioso en extremo, que causa estragos a la convivencia social, las familias, las comunidades, pero también los negocios. “Hay una industria de la extorsión en la que participan por igual crimen organizado que autoridades. La situación es grave y generalizada. El crimen está en el tejido social y se ha ido filtrando a las instituciones públicas. Un narcoEstado está a la vuelta de la esquina si no actuamos con determinación”.

—¿Para usted qué es la libertad?

—La libertad adquiere expresión en términos del quehacer de las personas. Cada cual tiene su propio espacio de actuación. En mi caso la libertad significa poder cumplir mis responsabilidades y ejercer a plenitud mis derechos. Como periodista es publicar lo que se piensa, sin otro temor que la redacción del texto haga justicia a lo que se pretende comunicar.

Federico Berrueto es licenciado en Derecho, con maestría y doctorado en la Universidad de Essex, Inglaterra. Se ha desempeñado como catedrático en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y en la Universidad Anáhuac. Es empresario y director general del Gabinete de Comunicación Estratégica.