“HEMOS PERDIDO LIBERTAD DE MOVIMIENTO”

La naturaleza va más allá de los límites de la Tierra y está interconectada.

Claudia Luna Palencia
Columnas
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Una de las características de la globalización son los flujos de personas que van de un sitio a otro, de un país a otro: cada vez hay menos restricciones para viajar y en regiones como la Unión Europea (UE) las ventajas del espacio Schengen permiten que 26 naciones no tengan controles aduaneros… pero ¡surgió la pandemia!

La presencia inesperada del SARS-CoV-2, cuya masificación y propagación ataca el corazón de la globalización, restringe ahora el trasiego de personas.

Fundamentalmente, añade el escritor español Javier Sierra, hay una merma en “nuestra libertad de movimiento”, aunque en su esencia “creo que los grandes valores” no se han visto afectados.

“Lo que sí se ha evidenciado, permítame el neologismo, son los sin valores en esta fase de progresivo desconfinamiento. Y es que hemos visto muchas actitudes insolidarias: se trata de un ejemplo de algo que estaba allí latente y que como sociedad debemos condenar”, subraya en exclusiva.

Muchos de los brotes que hoy ocurren, inquiere el Premio Planeta 2017, son precisamente por jóvenes que en el ocio nocturno no toman ningún tipo de precauciones.

Acerca de la libertad, en momentos tan cruciales como una lucha intestina contra una pandemia con un patógeno desconocido, Sierra reflexiona que es tiempo de recuperar prioridades y buscar aquellas lecciones en positivo.

Precisamente durante el confinamiento en España, cuando el gobierno del presidente Pedro Sánchez decretó el estado de alarma (del 14 de marzo al 21 de junio), Sierra aprovechó el tiempo de encierro para escribir un nuevo libro intitulado El mensaje de Pandora (editorial Planeta).

“Se trata de un libro singular en mi trayectoria y que no tenía previsto escribir pero la vida está llena de imprevistos. Y yo trato de entender el mundo a través de la escritura, de los pensamientos y de las palabras. Para mí era imprescindible escribir lo que nos estaba ocurriendo y no desde la óptica de los informativos o de las noticias”, afirma.

Su pretensión, agrega, es mucho más abierta y filosófica, comparando esta situación con otras similares que la humanidad vivió en los últimos diez mil años y a partir de “las lecciones que nos da la historia, la ciencia y la mitología” respecto de momentos cruciales como los actuales.

“Todo lo que ocurre a nuestro alrededor, esos puntos encajan en este libro que está escrito en el confinamiento y se trata de una carta en la que un personaje imaginario de cierta edad se dirige a su sobrina, que acaba de cumplir 18 años. Las dos son griegas, aunque viven en distintas islas y han pasado el confinamiento separadas. Y en esa carta la señora mayor le explica que ella ha aprendido, parece que durante siglos y no durante años, cómo han influido las enfermedades en nuestra civilización”, acota.

Teorías

—Usted aborda en su novela la teoría de la Panspermia…

—Sí, primero que nada algunas cosas que aparecen en ese texto son asuntos a los que he prestado atención durante muchos años. Por ejemplo: hay una teoría sobre el origen de la vida y de las enfermedades que esbozaron varios premios Nobel durante el siglo XX y que se conoce como la teoría de la Panspermia. Esa teoría científica me ha preocupado durante muchísimos años y me ha llevado a conversaciones muy interesantes con gente del mundo de la ciencia y lo que he hecho es sintetizarla, dentro de este texto, porque se parece mucho al propio mito de Pandora.

—Habla de la venganza…

—El mito de Pandora sucede porque Zeus, para vengarse de la humanidad, envía una caja que contiene todos los males. Y la teoría de la Panspermia lo que nos dice es que la vida, y también los patógenos a los que nos enfrentamos, llegaron a la Tierra desde los cielos en un meteorito. “Meteorito” y “caja” casi son sinónimos en esta visión y por eso decidí incorporarlo en mi texto.

Parece obra de la casualidad pero el 11 de octubre del año pasado cayó un meteorito en China en la ciudad de Songyuan, a dos mil 186.6 kilómetros de distancia de Wuhan, que es el epicentro (aunque se estudian otras hipótesis) del coronavirus.

“Se trató de un cuerpo con una luminosidad muy especial que llamó la atención de un científico en Reino Unido, Chandra Wickramasinghe. Es un astrofísico conocido por su decidido apoyo a la teoría de la Panspermia: señala que la vida llegó a la Tierra desde un meteorito. Incluso argumentó que era posible que el virus estuviera viviendo en un cometa y que una parte de esta roca con este patógeno podría haber caído en forma de bola de fuego en China en octubre de 2019”, comenta Sierra.

Recuerda que “nadie se lo tomó en serio”, ni siquiera la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni las revistas científicas, pero el astrofísico advertía de riesgos de una epidemia en dicha zona por culpa del meteorito.

De todas las hipótesis para tratar de entender el origen de la enfermedad, en opinión del escritor, la de la Panspermia ofrece algo que es distinto y que no es una teoría ni antropocénica ni que pone “a la Tierra” como centro.

“De alguna manera lo que considera es que la naturaleza va más allá de los límites de la Tierra y está interconectada. Y que la vida no es algo excepcional del planeta sino que probablemente esté por todas partes en nuestra galaxia”, puntualiza.

—¿Cree que algún día sabremos la verdad del origen de esta pandemia?

—Estamos condenados a la ignorancia en general. El ser humano tiene una capacidad limitada para aprender los mecanismos de todo, pero creo que terminaremos aprendiendo muchas cosas en este periodo. No sé si para desvelar del todo el misterio, pero me apoyo en lo que ocurrió en la anterior pandemia global, la mal llamada gripe española de 1918: gracias a aquel virus se desarrolló la ciencia de la virología. Así Pasteur encontró la penicilina y hubo grandes avances médicos, porque nos dimos cuenta de que existía ese micromundo que nos afectaba profundamente y en 1943 ya logramos fotografiar el primer virus.

Todo eso, prosigue Sierra, fue motivado por la necesidad. Y es que “la necesidad” hace que un ser humano sea creativo como nunca antes, sobre todo si es para su supervivencia.

—Están en juego también la libertad y las decisiones; por ejemplo, la bolsa o la vida…

—Por supuesto. Y además evidencia cuál es el pecado capital de nuestra civilización del siglo XXI: la soberbia que lleva a muchos gobernantes de todas las naciones del planeta a subestimar el virus; hoy sabemos que es muy importante actuar con celeridad ante una situación de este tipo. En el primer coletazo de la pandemia pensamos que esto pasaría solo en China, allá a lo lejos, y que no podría afectar a los países desarrollados. Creímos que Europa era un oasis. Nos hemos equivocado muchísimo. Los virus no entienden de diferencias económicas, ni de países, ni de fronteras o criterios políticos.

—Actualmente acontece con la vacuna

—Claro, no vale que Estados Unidos quiera monopolizar todas las dosis de la futura vacuna si en su caso México tiene infectados o lo mismo Canadá: van a pasar los virus de nuevo a territorio de Estados Unidos. No conocen de fronteras. Para mí, en lo general, la pandemia nos obligará a replantear nuestro pensamiento. Ya lo vemos: nos está haciendo más aldea.

RECUADRO

Perfil

Javier Sierra es oriundo de Teruel, España. Escritor y periodista, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Ha fungido como consejero editorial de la revista Más allá de la Ciencia y participa en espacios radiofónicos y televisivos. En 1993 trabajó como redactor del programa de Telecinco Otra dimensión; en 1995 defendió, tanto en artículos de la revista Año Cero como en su libro Roswell: secreto de Estado, la autenticidad del caso Roswell frente a la filmación de una aparente autopsia a uno de sus tripulantes rescatado en el lugar donde se habría estrellado un ovni en Nuevo México, EU, en 1947. Defendió que esa filmación era desinformación probablemente gubernamental.