“EL FEMINISMO SENSIBILIZA Y ELEVA LOS COSTOS POLÍTICOS DE LA INACCIÓN”

Lo Que Yo Quiero con Fátima Masse

Martha Mejía
Columnas
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Fátima Masse, feminista, economista, maestra en Administración Pública por la Universidad de Columbia y coordinadora de proyectos en el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), platica en entrevista sobre los retos que tiene el feminismo mexicano para articular sus demandas y convertirlas en políticas públicas.

—¿Qué opina del movimiento feminista que se ha gestado durante los últimos años en el país?

—Lo veo como un acierto. Es un despertar de las mujeres al que suman voces de todas las edades. Eso lo vimos en la marcha del 8 de marzo. Incluso generaciones pasadas, mujeres muy acostumbradas a este mundo dividido que encasilla, salieron con libertad a manifestarse; es muy positivo. Sin embargo, me preocupa, reforzando lo que dice Marta Lamas, en qué va a desembocar el movimiento. Pareciera que es una exigencia social muy efectiva donde muchas hemos encontrado cierto consuelo y unión, pero no estoy segura de cómo vamos a plasmar los consensos que salgan del movimiento para que se conviertan en verdaderas políticas públicas.

Lo que es un hecho, puntualiza Masse, “es que el movimiento feminista sensibiliza o eleva los costos políticos de la inacción, no nada más en el gobierno sino también en el sector privado e incluso dentro de las familias”.

—¿Cuál es el panorama de México en cuanto a políticas públicas de género?

—Hay varias barreras que no se han logrado reducir, razón por la cual no estamos viendo una transformación en términos de género. En la última evaluación que hizo el Foro Económico Mundial sobre cómo se ve la equidad de género a México no le fue tan bien: quedó en el lugar 25. La lectura general que da el estudio es que, claro, ha habido avances, pero no los suficientes para que podamos decir que hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades en el país. Si volteamos a ver el mercado laboral me parece que hay una falta al identificar cuáles son las verdaderas barreras para que las mujeres puedan participar equitativamente. Por eso no me gustan las cuotas de género: me parece que una mujer tiene mayores cualidades de competencia que llenar 50 lugares para alguna dependencia; hay contextos de la vida diaria que lo vuelven mucho más complicado; hay instituciones que han leído ese tipo de complicaciones y que han hecho políticas en específico muy ad hoc para poder reducir estas barreras.

Demanda

—¿Qué acciones se pueden realizar para escalar el tema?

—La primera tiene que ver con las estancias infantiles. Me parece que es una de las grandes barreras que tenemos las mujeres para entrar al mercado laboral, tener permanencia en él o incluso lograr un mejor puesto de trabajo. Esta recomendación va de la mano con evaluar los programas que tenemos ya que prácticamente no hay programas focalizados para las mujeres y creo que hace falta eso. Dentro del concepto que tiene el gobierno de desarrollo social de las mujeres somos las grandes olvidadas.

Lo segundo “son las políticas integrales contra la violencia de género, un tema superpendiente. El año pasado se presentó una estrategia con Inmujeres y la Secretaría de Gobernación, pero me parece que no aterrizó este entramado entre los refugios de las víctimas. Y a esto se suma que quitaron los que no eran parte del gobierno; es decir, no hay una línea clara de cuáles son las acciones que está implementando el Estado para prevenir el delito, impedirlo, sancionarlo… Y esa es la gran demanda: acabar con la ola de feminicidios que hay en México y con la gran prevalencia de acoso hacia las mujeres. Tristemente a esto se suma una contingencia sanitaria que nos está llevando a escenarios que pareciera reavivan o incentivan estas violencias”.