Angélica Contreras, feminista, activista, vocera de la campaña nacional Mujeres vivas, mujeres libres e integrante de la organización civil Cultivando Género que trabaja temas de acoso, hostigamiento sexual y violencia digital en Aguascalientes, platica en entrevista sobre los retos del activismo en esa parte del Bajío.
—¿Cómo se vive el activismo en Aguascalientes?
—El activismo aquí tiene más de tres décadas. Se ha dado poco a poco pero en los últimos años ha tomado mucha fuerza en cuanto a una participación más activa. Hace cinco o diez años éramos las mismas cinco las que siempre estábamos en la plaza y ahora llegamos a ser hasta 600 mujeres reunidas, dependiendo de la actividad. Sin embargo prevalecen muchos prejuicios en torno de la labor que realizamos las activistas, cuando en realidad hay todo un trabajo de base detrás de estos movimientos.
El activismo en Aguascalientes, agrega, “es un trabajo de resistencia; de hecho, en todos los estados del Bajío tenemos esa misma característica: prevalecen estas políticas patriarcales, todas estas personas que llegan a puestos de poder buscan el retroceso de los derechos. Por ejemplo acá hemos tenido en PIN parental (iniciativa de ley donde los padres aprueban si quieren que sus hijos reciban educación sexual). Tampoco hemos podido lograr que se reconozca el matrimonio igualitario. Es decir, es un resistir. Es estar en una pelea constante para que no nos quiten lo que ya tenemos. Por lo tanto se vuelve muy complejo.
—¿Cuál es la situación de violencia hacia la mujer en su estado?
—Aguascalientes ocupa el tercer lugar en mayor número de llamadas al 911 por violencia intrafamiliar, pero también es uno de los estados donde hay más embarazos adolescentes. Contrariamente es una entidad en que más se criminaliza a las mujeres que deciden sobre sus cuerpos y buscan interrumpir un embarazo. Si bien no hay grandes cifras de feminicidios: si no me equivoco en 2020 reconocidos antes la fiscalía son dos; los otros no han sido tipificados como este delito. Sin embargo también cada vez hay más mujeres conscientes de sus derechos: ya saben a dónde pueden acudir para buscar el acceso a sus derechos e información. Por ejemplo, desde solicitar un divorcio necesario por cuestión de violencia hasta acudir a un refugio. Ya hay mucha más información y apoyo para ellas. La pregunta es: ¿por qué quieren retroceder en lo que ya se ha avanzado?
Del discurso a la acción
—¿Qué es lo más importante que el estado tendría que atender en torno de la violencia de género?
—Se requiere que la justicia no se quede en letra muerta. Es decir, ya tenemos un bagaje legal-jurídico que está sostenido desde la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. También está en los códigos penales. Además tenemos centros de justicia e institutos de las mujeres, estatales y municipales.
El problema, dice Contreras, “es que no se cuenta con el personal, ni en cantidad ni en competencia, para que la ley se haga efectiva. Hace falta mayor capacitación y sensibilización. Al faltar estos elementos muchas mujeres piensan: ‘Para qué denuncio si no va a pasar nada’. Entonces necesitamos que esa voluntad se transforme en recursos y en acciones concretas. Nos falta ir del discurso a la acción”.
—¿En qué consiste la campaña Mujeres vivas, mujeres libres? ¿Cuándo empezó y hasta qué fecha terminará?
—La campaña salió en octubre de 2020 y concluirá en el mes de marzo. Lo que busca es unificar a dos grandes movimientos: el que se refiere a que todas las mujeres nos queremos vivas, queremos poder ejercer nuestros derechos sin miedo a las violencias pero también al que busca la autonomía sobre nuestros cuerpos. Queremos estas dos cosas y por eso intentamos unificar estas causas en un solo movimiento y hacer eco. En este sentido pensamos que los derechos no deben someterse a consulta: los derechos se deben garantizar y reconocer. No obstante, como no pasa nada de eso, estamos saliendo a defenderlos. Este movimiento justamente es lo que busca: defender y pelear por nuestros derechos de una manera organizada y en todo el territorio nacional.