Julieta San Juan Vázquez, asesora de la Unidad Coordinadora de Servicios de Apoyo Administrativo a los Consejos Académicos de Área de la UNAM, platica sobre la importancia de los lactarios como espacios para ejercer, proteger, promover y apoyar el derecho a la lactancia materna.
—¿Qué es un lactario?
—Un espacio privado y adecuado para que las madres en periodos de lactancia puedan amamantar a su bebé o para extraerse la leche de forma higiénica y conservarla en óptimas condiciones durante su jornada de estudio o trabajo, para llevarla posteriormente a casa.
En este sentido, puntualiza, vale recordar que “la leche materna permite nutrir al bebé con un alimento exclusivamente diseñado para sus propias necesidades, ya que es considerada la primera vacuna, un alimento proveedor de anticuerpos y estimulante de la inmunidad”.
Además, “la leche materna se adapta al crecimiento del bebé, ya que no es la misma leche cuando acaba de nacer que al mes o al año de edad. Otra cosa muy importante es que amamantar representa también un vínculo afectivo entre el bebé y la madre”.
San Juan recomienda que sea un espacio amplio, privado, designado exclusivamente para este fin. “Debe estar equipado con mobiliario como sillas o sillones cómodos y lavables, con un refrigerador o frigobar para conservar la leche, un lavabo, un dispensador de agua, mesitas individuales… Este tipo de accesorios nos apoyan con esta actividad”.
—¿Cuál es la importancia de estos espacios?
—La apertura de lactarios dentro de instituciones gubernamentales, académicas y empresas privadas es una manera de generar una cultura incluyente, igualitaria y libre de violencia y discriminación. Se trata de un progreso importante para cambiar una noción androcéntrica que por años rigió la organización y distribución de los espacios y que ahora se piensa para las necesidades de las mujeres.
Crianza
Por el contrario, añade San Juan, “no contar con un lactario puede ser un factor importante para que muchas dejen de estudiar, trabajar o hasta de amamantar porque tienen que elegir entre una actividad u otra. En este sentido, estos espacios son una forma de una corresponsabilidad entre varios factores, entre ellos los gobiernos, las organizaciones, la comunidad y el entorno familiar; es decir, con ellos se visibiliza que la crianza ya no solo recae en las mujeres”.
—¿Cuál fue el motivo para que se abrieran estos espacios dentro de la UNAM?
—Avanzar. Asumir la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en el cuidado de nuestros hijos. Sin duda se trata de un reconocimiento de la universidad a la necesidad de cambiar en el discurso y en las prácticas, en la distribución de los espacios, en la noción de cómo debe concebirse la igualdad de género.
Recién el 3 de agosto se inauguró de hecho un noveno lactario en Ciudad Universitaria, en el edificio de los Consejos Académicos de Área. Y se abrió otro dentro de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.
Estos espacios, reitera, “impulsan a la mujer para que pueda proseguir su desarrollo académico o laboral y a la vez continúe la alimentación de sus hijos. Esto es sin duda un punto importante para la UNAM en beneficio de la sociedad”.