Diana Correa Corrales, feminista, catedrática del Tecnológico de Monterrey, especialista en estudios de género, trata de personas y migración infantil, platica en entrevista sobre qué busca el activismo feminista actual y su relación con las nuevas masculinidades.
—¿Qué es el feminismo?
—Es un movimiento social, una corriente teórica y, de manera muy personal, es una forma de llevar mi vida.
—¿Qué es lo más urgente de atender en el tema de violencia contra las mujeres?
—Lo más importante es que esta violencia, que diariamente le cuesta la vida a once mujeres, es justamente el reconocimiento de la valía de la vida de una persona, no porque sea nuestra hermana, madre o hija, no: es simplemente porque somos mujeres y se nos debe respetar. Empezando desde ahí es importante seguir hablando del tema y no quitar el dedo del renglón.
—¿Cuál es el resultado de sus investigaciones en torno del tema?
—Los estudios que he realizado (maestría y doctorado) tienen que ver sobre la trata de niñas y adolescentes migrantes en la frontera sur, así como la revictimización de todas estas adolescentes al ser rescatadas. Para ello me enfoqué en el sexenio pasado pero sucede que seguimos en la misma situación: no hay políticas públicas que puedan ser integrales para la protección o la atención de estas jóvenes que son rescatadas de la trata de personas.
—¿Qué recomienda para evitar la revictimización?
—Es necesario capacitar y sensibilizar a nuestras servidoras y servidores públicos de todos los niveles, desde la policía que irá a rescatar a las mujeres hasta las personas que trabajan dentro del Ministerio Público. Que todas ellas hagan su labor desde la perspectiva de género. Porque vemos en repetidas ocasiones a autoridades que aparecen completamente indolentes de lo que les sucede a quienes están frente a ellos o ellas. Creo que es importante comenzar a hacer ese trabajo desde una perspectiva de género.
Demanda
—¿Qué opina de las marchas feministas que se realizan en el país?
—Particularmente las de este año me parece que sí han sido movimientos nacionales, ya no centrados en la Ciudad de México. Mediáticamente tampoco se asientan en la capital. Vemos lo que sucede en Guadalajara, Ecatepec, Veracruz o Cancún, en diferentes estados y ciudades de la República. Pero específicamente vemos a mujeres muy jóvenes sumándose a la causa, exigiendo que sus derechos sean protegidos por el Estado.
—¿Cómo ve al feminismo en las nuevas generaciones?
—Más allá de cómo sea que hayan llegado al feminismo (como moda o porque vieron que Beyoncé es feminista) a mí me entusiasma mucho ver cómo las chicas toman una posición frente a la sociedad, reconociéndose como feministas, reconociéndose dentro del movimiento y tratando de armar solidaridad y sororidad entre ellas. Con ese plantarse y decir “esto es lo que exijo, esto es lo que necesito, mi gobierno me tiene que reconocer y me tiene que asegurar el poder salir a las calles sin tener miedo a no regresar a casa”, creo que estas marchas hablan mucho de dónde estamos hoy.
—¿Qué son las nuevas masculinidades y qué relación tienen con el feminismo?
—Buscan repensar los roles de género muy hechos. Y lo veo en mis alumnos: en ellos empieza un cambio en cuanto a la necesidad de entender qué sucede. Y otra cosa es que ellos también quieren ser partícipes de este cambio que se gesta gracias al feminismo. Un ejemplo son las nuevas ideas sobre la paternidad: qué significa ahora ser papá. Quizá son muy diferentes a lo que mi papá o mi abuelo tenían como un rol muy definido, que ahora se está modificando.