Hoy reseñaré el libro El infinito en un junco, obra monumental escrita por Irene Vallejo, una joven mujer con una potencia demoledora para escribir y describir la fuerza del hombre a través de la palabra.
El tema central es la invención de los libros en el mundo antiguo, que nos habla de cómo “la riqueza es una dádiva de la suerte, que la quita y la da. La gloria es inestable. La belleza es efímera, la salud, inconstante. La fuerza física cae presa de la enfermedad y la vejez”, pero “la instrucción es la única de nuestras cosas que es inmortal y divina”, según palabras de la propia autora.
En la página 165 Irene nos cuenta cómo en La Odisea el personaje Telémaco consideraba que la palabra debía ser cosa de hombres. También nos refiere cómo el filósofo Demócrito llegó a recomendar a la mujer que el callar en público debía ser considerado el mejor adorno femenino.
Más adelante, en la página 196, la autora nos recuerda que en su momento hacer un libro fue un acto arriesgado que podría llevar al autor al patíbulo, como lo puede ser hoy el oficio de periodista, puesto que quienes lo ejercemos ponemos en juego prestigio, vida, fortuna y, sobre todo, futuro.
Nos describe cómo el libro representa el paso de la oralidad al alfabeto, a la palabra y a la posibilidad de contar historias que de otra forma se habrían perdido en el tiempo. Nos recuerda también cómo el conocimiento se reservaba para las élites, pero con la revolución digital el conocimiento y la información se han masificado y pueden llegar a las mayorías.
El texto inevitablemente nos conduce a reflexionar sobre cómo la historia de la tecnología deberá ser la historia de la inmediatez de la información y ello deberá traer aparejada la historia de los valores más actuales, como la democracia y la participación social, donde los demagogos sean descubiertos y enviados al ostracismo de la historia.
¿Y el informe, apá?
Y ya metidos en esto de la importancia de la palabra, resulta que a un año de la desaparición de los fideicomisos del gobierno federal no hay nada de información sobre los supuestos actos de corrupción que habrían llevado a extinguir estos instrumentos.
Por eso la senadora Xóchitl Gálvez promovió un exhorto ante la Secretaría de Hacienda para que de manera urgente se informe todo lo relacionado con el tema, el monto de recursos recuperados y hacia dónde se canalizaron estos, así como los fideicomisos que sobrevivieron a la extinción.
Estilo mata carita
Por último, mientras Margarita Zavala informaba que al diputado de Morena que hizo una reserva en el Congreso se le olvidó retirarla y Morena decidió votar en contra de su propio diputado, lo cual para Margarita es “un sometimiento que humilla al propio Congreso”, otra morenista, Patricia Armendáriz, pidió pruebas del desabasto de medicamentos oncológicos en el país, a lo que Lily Téllez contestó: ¿Qué pruebas quiere @PatyArmendáriz? ¿Que se le invite a los funerales de los fallecidos?
Y desde este espacio también pregunto: ¿serán de verdad esas las pruebas que necesita Morena?