LA KAFKIANA COP26

“El cambio climático simplemente alcanzará proporciones catastróficas”.

Lucy Bravo
Columnas
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Para muchos 2021 se recordará como el año de las vacunas contra el Covid-19 o el de la reapertura de las fronteras tras meses de confinamientos. Es más: podría incluso pasar a la historia como el año en que el movimiento #FreeBritney logró liberar a la estrella del pop, Britney Spears, del yugo de su padre. Sin embargo, por lo que no será recordado es por marcar un antes y un después en la lucha contra el cambio climático.

De hecho, lo que se consideraba la última oportunidad para la humanidad de revertir el calentamiento global apunta a ser un desfile más de promesas vacías y cínicos discursos que ni siquiera llegarán a ocupar las primeras planas de los diarios internacionales.

La 26 Conferencia de las Partes (COP26) de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se llevará a cabo del 31 de octubre al 12 de noviembre en Glasgow, Escocia, debería ser la noticia más importante no solo del año, sino de las últimas décadas; pero antes de iniciar ya estaba destinada al fracaso.

Durante dos semanas, unos 20 mil delegados en representación de 195 países intentarán resolver diferencias significativas sobre cómo el mundo debería reducir sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con el objetivo de cumplir con el Acuerdo de París de 2015 de limitar el aumento de la temperatura promedio global a 1.5° C para 2050. De lo contrario, el cambio climático simplemente alcanzará proporciones catastróficas.

Para empezar, ni el líder chino Xi Jinping ni su homólogo ruso Vladimir Putin, cuyos países son conjuntamente responsables de un tercio de las emisiones anuales de GEI, asistirán. Mientras que en el caso de América Latina los presidentes de las dos naciones más grandes de la región también parecen tener mejores cosas que hacer: tanto Andrés Manuel López Obrador como su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, estarán ausentes.

Cifras

Ahora, ¿qué dicen los números? Tomando en cuenta a los 192 firmantes del Acuerdo de París la ONU calcula que las emisiones aumentarán 16% para 2030, en lugar de caer 45% requerido. Eso implica que la temperatura global incrementará mínimo unos 2.7 grados centígrados para 2100.

De los países del G-20, que representan 80% de las emisiones mundiales, solo seis naciones aumentaron formalmente sus objetivos para reducir sus emisiones contaminantes, mientras que otros ni siquiera lograron cumplir con las metas iniciales, como es el caso de Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil, Corea del Sur y México.

De hecho, los resultados del Inventario Nacional de Emisiones de Gases Compuestos de Efecto Invernadero muestran que durante 2019 en México se emitieron 736.63 millones de toneladas de dióxido de carbono. Esto quiere decir que las emisiones aumentaron 7.91% desde 2015, año en que se alcanzó el Acuerdo de París.

Según cifras del propio gobierno federal las emisiones siguen creciendo en nuestro país, donde el sector que más contribuye es el de energía, con 64%, principalmente en el consumo de combustibles fósiles; le siguen agricultura, con 19%; procesos industriales, con 10%; y residuos, con 7 por ciento.

Eso sí, el gobierno federal ya adelantó que exigirá en la COP26 mayor financiamiento para combatir el cambio climático. Esto mientras se construye en Dos Bocas, Tabasco, la refinería más grande del país y la tercera más importante de América Latina, y además se impulsa una reforma al sector eléctrico que favorece la generación de energía con combustibles fósiles y limita la participación de empresas privadas de energía renovables, según sus críticos.

Lexema “Hay una esperanza infinita —decía Franz Kafka—, solo que no para nosotros”. Y nada parece ser más adecuado para describir esta eterna lucha de la humanidad por alcanzar esos objetivos aparentemente en la palma de la mano, sin ni siquiera lograr acercarnos.