2023 EN POSITIVO

Guillermo Deloya
Columnas
2023

Tantas han sido las malas noticias, que en el gran cúmulo nos avasallan el ánimo y nos menguan esperanzas. Sin embargo, al recapitular, aun cuando los recovecos del camino los esconden, también hay sucesos que bien vale la pena relucir. Tanto en el trayecto personal como en el colectivo, por difícil que a veces parezca, existen eventos esperanzadores que nos recuperan en el ánimo.

¿Qué resaltaría en lo personal? Bueno, es una tarea complicada al aplicar el singular criterio, pero un ejercicio de enumeración de eventos lustrosamente destacables en lo comunal podría comprimirlo en cuatro ramos.

En primer término, siempre estará ante cualquier situación la salvaguarda de la integridad físico-biológica del ser humano. Por ello el ramo de salud para 2023 ha aportado algunas de las mejores noticias. La pandemia por Covid-19 bien podríamos declararla al borde de la total neutralización; así, el virólogo Christian Drosten, de origen alemán, quien contribuyó en su investigación para la creación de la vacuna Pfizer, ha declarado que este año que acaba la inmunidad colectiva a la enfermedad creció exponencialmente al grado de convertirla en una enfermedad endémica de accesible y común tratamiento como la gripe o la influenza.

Además, el avance en la investigación sobre la colateralidad de las vacunas ha traído su perfeccionamiento y mayor disponibilidad. Este oscuro episodio de pandemia ya podría darse por concluido para la humanidad.

Por otra parte, en el mismo cauce relativo a la salud, 2023 nos ofreció avances prometedores en la cura y tratamiento de enfermedades que no habían encontrado solución alguna. Así, para el Alzheimer el uso del fármaco Blarcamesine ha mostrado efectos contundentemente positivos en las etapas tempranas de aparición de la enfermedad. Este casi concluido año nos deja en herencia que el órgano regulador estadunidense ha permitido su uso clínico y promete disponibilidad pronta para contar con él en farmacias.

También el tratamiento para el cáncer ha encontrado avance; en tal caso, la farmacéutica Moderna anunció el éxito del tratamiento preventivo para el cáncer de piel con pruebas exitosas hasta la etapa intermedia y anticipó la adaptabilidad del modelo para varios otros tipos del padecimiento en 2024.

Esperanza colectiva

En el ramo tecnológico es imparable el ritmo que desde el propio boom propiciado por la pandemia se ocasionó. Cuestiones como Inteligencia Artificial (IA), metaverso, Web3, 5G, robótica y muchos otros temas se han afianzado en la investigación y el uso colectivo. Además, la “sostenibilidad” en el uso de tecnologías se ha aparejado en su avance para 2023; ya es una normalidad y exigencia que los centros de datos y las cadenas de bloques aparejen la sustentabilidad como mandato, lo cual para todos es deseable al utilizar vías más limpias para la implementación tecnológica.

Un tercer ramo concierne a la economía. Quizá la mejor noticia sea que el famoso “soft landing” que tanto se anunció para el año que acaba no llegó. Los motores de crecimiento global, como el consumo privado, la demanda incremental en la producción automotriz y el crecimiento acelerado en la actividad de la industria de la construcción, nos permitieron abolir un escenario que varios analistas anticiparon como catastrófico. En 2023 quedó demostrado que la economía puede tener comportamientos atípicos que no necesariamente se deciden desde la frialdad de los datos disponibles para análisis.

Y finalmente, en el rubro democrático quizás es donde más podríamos explayarnos. El dato destacable es que si bien existe un desencanto hacia la democracia en su conjunto, el resurgimiento de expresiones ciudadanas para abolir malos gobiernos es real. Bastaría citar a Luis Almagro, secretario general de la OEA, quien alude a que “la ciudadanía es la única garantía de que el Estado de Derecho sea un Estado de Derecho democrático, pero con ello no alcanza. La ciudadanía no se puede ejercer en plenitud en un contexto de pobreza y desigualdad. El acceso desigual a derechos implica un alejamiento de los ideales democráticos y se transforma en caldo de cultivo del autoritarismo”.

Por ello aplaudo la estruendosa caída de regímenes que se pensaban imbatibles, como el argentino, y la esperanza colectiva en que siempre tenemos prometido y al alcance un futuro de mejores gobiernos y preparados gobernantes.