MÉXICO, 35 AÑOS DE INNOVACIONES EN TRASPLANTES DE CORAZÓN

J. Alberto Castro
Columnas
INNOVACIONES EN TRASPLANTES DE CORAZÓN

El domingo 3 de diciembre de 1967 el mundo fue sacudido por una noticia grandiosa y sobrecogedora procedente de Ciudad del Cabo, Sudáfrica: Christiaan Neethling Barnard, cirujano del Hospital Groote Schuur de dicha ciudad, había trasplantado con éxito el corazón de un ser humano a otro.

El receptor era Louis Washkansky, comerciante de 54 años, hombre corpulento y optimista, postrado en una cama de dicho hospital por una insuficiencia cardiaca. La donante era una joven oficinista de 25 años, Denise Ann Darvall, atropellada junto a su madre, por un automovilista. Su padre donó, a nombre de ella, además del corazón, los riñones. Sin embargo, el paciente beneficiado sobrevivió a la intervención 18 días y murió por una neumonía.

Hoy sabemos que el autor del primer trasplante de corazón inauguró una era orientada a perfeccionar la técnica quirúrgica y, con sorprendente visión de futuro, a las técnicas de preservación del corazón. El doctor Barnard demostró de manera innovadora que el corazón extirpado podía ser reimplantado para cumplir nuevamente su función de bomba, pero aún faltaban resolver otros problemas. Hasta los años ochenta los trasplantes de corazón empezaron a ser exitosos cuando la técnica se perfeccionó y se mejoró el tratamiento posoperatorio gracias a la aparición de los fármacos inmunosupresores.

En todo el mundo hubo un incremento exponencial de las operaciones de trasplante de corazón gracias a la evolución en el conocimiento médico y a nivel tecnológico con el desarrollo de los oxigenadores y la bomba de circulación extracorpórea, que permiten sustituir temporalmente la función de corazón y pulmones, así como de soluciones para la protección miocárdica, que mantienen el corazón sin latir y en condiciones viables, se puede realizar la cirugía cardiaca y el trasplante de corazón.

México no fue la excepción. El 21 de julio de 1988 el doctor Rubén Argüero Sánchez y su equipo realizó con éxito, en el Centro Médico La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el primer trasplante de corazón en el país.

Hace apenas unos días el médico cirujano y profesor emérito de la Facultad de Medicina de la UNAM recordó que para él: “Fue un día inolvidable, realizamos un procedimiento en beneficio de los enfermos con insuficiencia cardiaca, a quienes antes mandaban a su casa a pasar bien sus últimos días”.

El jueves 21 de julio marcó la historia de la medicina del país. Había una donadora, un receptor y un equipo de especialistas dirigidos por el doctor Argüero, entre quienes estaban instrumentistas, anestesiólogo, cirujanos ayudantes, terapia intensiva, laboratorio, rayos X y patología. Este equipo estaba bien integrado, listo y solo esperaba a un donador para realizar el primer trasplante en México y Latinoamérica.

Un neurocirujano fue quien consiguió a la donante tras convencer a la familia de una paciente de apenas 24 años con muerte encefálica y evaluación apropiada, la cual aprobó generosamente la donación del músculo cardiaco.

Posteriormente, se hicieron los estudios para comprobar que no hubiera toxicidad o rechazo entre el receptor y el donador. En una carrera contra reloj se determinó que el paciente ideal para recibir el corazón era José Fernando Tafoya Chávez, de 45 años, afectado severamente y condenado a morir en un plazo no mayor de cuatro meses.

Operación exitosa

El procedimiento se realizó en el Centro Médico Nacional La Raza, inició a las 18:00 horas y fue hasta las 22:00 horas cuando el corazón trasplantado comenzó a latir en el cuerpo del receptor. La operación concluyó de forma exitosa, ya que se realizó con rigor, punto por punto, “cortar aquí, ligar tal arteria y vena, poner tal pinza”, relató el cardiólogo Argüero.

También manifestó que efectuar este procedimiento fue un hito histórico que significó realizar un sueño: “Todos los médicos, todo profesionista y todo individuo planta un sueño en un momento dado y se vuelve obsesivo para lograrlo; para mí ese sueño fue el trasplante de corazón, que también marcó el inicio de la donación de órganos”.

Este acontecimiento tuvo un gran significado para los trasplantes en el país. El detonador fue demostrar que se podía obtener un corazón a partir de una persona que había perdido la vida para beneficiar a otro.

Han pasado 35 años de la hazaña médica capitaneada por el doctor Argüero y sus compañeros, una cirugía innovadora que fue un parteaguas en materia de salud sin los grandes avances del presente como los diagnósticos más precisos de muerte cerebral o pérdida de vida; innovaciones tecnológicas; la selección con mayor rigor de paciente receptor y donador; con más personas enteradas de que es posible donar; la presencia de áreas de cuidado más sofisticadas, y los medicamentos inmunosupresores (para evitar rechazo) son menos tóxicos y más selectivos.

De acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes desde 1988 hasta el primer trimestre de 2023 se han realizado 686 trasplantes de corazón y hay 40 receptores en lista de espera.

Precisamente, el CMN La Raza, donde se efectuó el primer trasplante de corazón en el país, continúa participando con este tipo de operaciones de manera relevante ya que de todos los trasplantes de corazón que hacen en México, tanto en instituciones públicas como privadas, uno de cada tres se hace ahí.

Con el objetivo de mantenerse en los primeros lugares en trasplante de corazón, en el IMSS se han implementado diversos avances científicos y tecnológicos dirigidos a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes trasplantados. En el rubro de tecnología, en este hospital se ha colocado a dos pacientes el sistema de soporte ventricular, mejor conocido como “corazón artificial”. En 2018, al señor Enrique Uribe le fue colocado el modelo HeartMate versión 3, tecnología de última generación que extrae la sangre del ventrículo y la expulsa haciendo las funciones del corazón.

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Para los trasplantes de corazón convencionales, en el CMN La Raza se cuenta con bomba de circulación extracorpórea centrífuga que, a comparación de la que usa rodillos, ocasiona menos lesiones a nivel del sistema circulatorio.

El uso de nuevas soluciones de preservación extendió de tres a seis horas el tiempo entre la procuración del corazón hasta su colocación. En este centro hospitalario se implementa el uso de la técnica quirúrgica de anastomosis bicaval que distorsiona menos la arquitectura del corazón, permite que funcione mejor tras las primeras horas de la operación y una recuperación más rápida. Todo esto ha permitido elevar el promedio de sobrevida de los pacientes a más de 85%, a un año de recibir su trasplante.

Igualmente, ante la falla irreversible y simultánea del corazón y otros órganos, en el Hospital General Dr. Gaudencio González Garza se ha incursionado en el trasplante combinado de corazón y otros órganos. Este innovador procedimiento se inició con el trasplante corazón-riñón para pacientes con falla cardiaca terminal, quienes, además, presentan insuficiencia renal irreversible. La operación se efectúa en dos tiempos, con apoyo de una máquina para perfusión renal exvivo que permite mantener viables a los riñones hasta por 96 horas. Se trabaja en coordinación con el grupo de trasplante de órganos abdominales del hospital y hasta el momento se han realizado siete trasplantes corazón-riñón con resultados equiparables a los de otros grupos en el mundo. El hospital es el único que realiza este tipo de procedimientos en el país. Todo esto a 35 años del primer trasplante de corazón en México y América Latina.

Corazón en una caja

En Estados Unidos ha surgido el dispositivo Corazón en una caja (OCS™ Heart), nueva tecnología que mantiene vivo al músculo cardiaco para facilitar trasplantes. Aunque resulte difícil creerlo por medio de esta innovación, un corazón se resucita y se coloca en una caja portátil, que lo mantiene caliente, en un estado activo, similar al cuerpo de un humano.

Esta unidad de cuidados intensivos en miniatura fue diseñada por la empresa TransMedics. El Corazón en una caja es un sistema revolucionario que preserva los órganos de los donantes por un máximo de 16 horas. Actualmente con sistemas tradicionales los corazones recuperables son viables solo durante seis horas.