Los operadores de Morena lo tocaron por nota: el acordeón que usaron para instruir a sus electores sobre cómo votar en la elección judicial del 1 de junio funcionó a la perfección. Los nueve candidatos que tenían para la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) fueron exactamente los nueve que el pueblo bueno eligió para las nueve posiciones disponibles en el máximo tribunal de la nación.
Allí estaban las tres ministras de Morena, Lenia, Yasmín y Loretta, y el activista Hugo Aguilar Ortiz, a quien Andrés Manuel López Obrador nombró coordinador general de Derechos Indígenas en su gobierno.
También ha sido electo el “ministro chicharrón”, Arístides Rodrigo Guerrero, igualmente incluido en los previsores acordeones de Morena, quien se dio a conocer con un video en TikTok que decía que estaba “más preparado que un chicharrón” para llegar a la SCJN.
Quizás a quienes lean este artículo fuera de México la redacción les parezca extraña o confusa. ¿Qué tiene que ver el acordeón, ese sonoro instrumento musical, con la Suprema Corte, una elección o unos ministros? ¿Y qué es un ministro chicharrón?
Aclaro. En México un acordeón es, además de un instrumento musical, lo que en otros países se conoce como chuleta: los apuntes que los estudiantes introducen ocultos a sus exámenes para copiar información que no han memorizado o entendido. Los ministros son magistrados, solo que en México se pensó que esta designación era poca cosa para jueces tan encumbrados. Además, por increíble que parezca, en México se acaba de hacer una elección popular para elegir a juzgadores de todos los niveles, lo cual ha convertido en políticos a todos los aspirantes a ocupar cargos en la Judicatura, empezando por el ministro chicharrón.
El chicharrón es una piel de cerdo que se orea y fríe para crear un producto comestible crujiente, aunque grasoso. Cuando “se prepara” con otros ingredientes, como lechuga, tomate, aguacate, chiles y salsas, se convierte en una botana sabrosa y tentadora, aunque pobre en cualidades nutritivas. Supongo que lo que el ministro chicharrón nos quiso decir en su campaña electoral fue que era apetitoso, pero poco nutritivo.
Seleccionados
Ni eso ni nada impidió que Morena, la organización fundada por López Obrador que se ha convertido en el nuevo partido hegemónico de México, diera un golpe y eliminara a jueces, magistrados y ministros en funciones y los sustituyera con políticos con nula o escasa preparación jurídica, dispuestos a hacer videos de TikTok para promoverse.
A pesar de que la ley prohibía la participación de los partidos en la elección, Morena repartió acordeones que instruían a los beneficiarios de programas sociales y a los simpatizantes del partido sobre cómo votar por los candidatos previamente seleccionados por los líderes.
Al final solo 13% de los ciudadanos acudió a votar. La mayoría no conocía a ninguno de los candidatos. Además, 20% de quienes sufragaron anularon total o parcialmente sus boletas, muchos con mensajes de protesta.
Grupos de la oposición pidieron boicotear la elección para evitar la legitimación de una farsa; y se entiende, porque esta reforma judicial borra la división de poderes y concentra todo el poder en la presidenta y su partido.
El problema es que las cifras de abstención y los votos anulados no suman en los recuentos oficiales. Al final, el ministro chicharrón y todos sus colegas le han dado chicharrón a la República; o sea, han matado el régimen democrático de México.