El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) es un prestigiado centro de estudios fundado en 1966, en plena Guerra Fría. Como indican las siglas, los principales objetivos del organismo son detalladas investigaciones respecto de las causas y naturalezas de los conflictos armados en el mundo y elaborar una serie de medidas encaminadas a restaurar la paz y el orden.
A lo largo de los años el instituto ha logrado una sólida presencia en el ámbito de los estudios orientados a encontrar las claves para procurar, al menos, que la guerra en sus diversas expresiones no se extienda en la geografía ni en el tiempo.
Durante la semana pasada, en el sitio de internet www.sipri.org se dio a conocer la publicación del Yearbook o Anuario 2005 Armamentos, desarmes y seguridad internacional.
Se trata de la edición número 56 y como sucede cada vez que se conoce su difusión, ese documento genera de inmediato comentarios, mesas de análisis, estudios comparativos y aportaciones locales para la profundización en el estudio de los conflictos contemporáneos.
En esta ocasión consta de tres capítulos. El primero se titula Seguridad internacional y conflictos armados 2024. Con el establecimiento de criterios numéricos y porcentajes convenidos para el estudio y análisis en la tipología de los conflictos armados, en este apartado México ocupa un lugar relevante en el contexto latinoamericano por cuanto las tasas de homicidios, por ejemplo.
El capítulo dos se refiere al Gasto militar y armamentos. Destaca el hecho —y volveré sobre el tema en la siguiente entrega— de que nuestro país sigue siendo uno de los que menos recursos asigna a sus Fuerzas Armadas en cuanto a gasto táctico, operativo y equipamiento de Latinoamérica con relación al Producto Interno Bruto (PIB), pues una cuestión es la construcción de importantes obras de infraestructura y el dinero público asignado para llevar a cabo esas tareas, y otra muy distinta sostener con capacidades operativas y disuasivas a las Fuerzas Armadas. Este punto es relevante dada la proliferación del prejuicio en la opinión pública de nuestro país porque desde el sexenio anterior y lo que va del actual “hay un sustancial incremento al presupuesto de las Fuerzas Armadas”. En los hechos, y con base en los datos del Anuario 2025 del SIPRI, eso no es así.
Referencias
El tercer capítulo se titula La no proliferación, control de armas y desarmes. Sin duda alguna, y como sucede ahora con el impactante comienzo (ojalá no se prolongue) de la guerra entre Israel e Irán, la principal preocupación y peligro es la posibilidad de que las armas nucleares se utilicen por uno u otro bando. Se sabe que Irán no las posee, pero sus aliados sí, como es el caso de Pakistán.
El Anuario 2025 del SIPRI realiza una detallada investigación y exposición respecto de la disponibilidad, capacidades destructivas y alcances geográficos de cada uno de los países que cuentan con arsenales nucleares.
Como he anotado en anteriores entregas, la carrera armamentística, por fuerte que se lea, es inherente a la naturaleza humana. Es decir, es permanente y así lo muestra el constante desarrollo de la ciencia y la tecnología con aplicación militar y bélica.
La publicación del referido Anuario amerita un estudio detallado de las condiciones y características de los conflictos armados, tipología, desarrollo y vías de solución, incluyendo el que vivimos en México.
Contar con bases de datos, referencias jurídicas internacionales y locales permite analizar propuestas viables y consistentes para la búsqueda y construcción de la paz en diversas partes del mundo. Más aún ante el consistente crecimiento en la disposición del número de armas nucleares en 2024.