El ciudadano presidente 47 de nueva cuenta arremete contra México y amenaza con la imposición de aranceles si no se cubre el adeudo de aguas, con lo que pone a prueba la percepción sobre la ciudadana presidenta por lo que hace al respeto, la independencia y, por supuesto, el respeto a la soberanía.
La deuda derivada del Tratado Internacional de Aguas suscrito entre México y Estados Unidos no es nueva. Ambos mandatarios lo saben, pero es claro que luego de obtener resultados positivos en todas sus acciones contra México con la amenaza de imposición de aranceles el ciudadano presidente 47 arremete de nueva cuenta.
La política de la zanahoria y el garrote se mantiene vigente; el ciudadano presidente 47 elogia a la ciudadana presidenta para alimentar su ego, mientras que en general arremete contra el país.
Lo evidente es que en Palacio Nacional se volverá a aplicar la filosofía de Kalimán, con la expectativa de enfriar el tema, en tanto se realizan negociaciones que como en todos los casos anteriores, incluido el gravamen a las remesas, concluirán en términos favorables para la administración estadunidense.
En el caso, la deuda es innegable, al tiempo que se aprecia la necesidad de revisar y actualizar los términos del Tratado Internacional de Aguas; sin embargo, desde hace siete años el tema sigue pendiente y la atención de la 4T no se ha puesto con la precisión debida.
Todo indica que no lo hará, al menos en el corto plazo, por lo que habrá que ver la forma en que se sostiene en este caso el discurso del respeto a la soberanía y el trato de socios comerciales.
La zanahoria y el garrote, en plena operación, siguen dando frutos favorables para el país de las barras y las estrellas.
Terrorismo
El término “terrorismo” es alarmante y se presta a todo género de especulaciones, por lo que en el caso del auto bomba que explotó en Coahuayana, Michoacán, de manera rápida se cambió el concepto por el de delincuencia organizada.
Reconocer que en México hay terrorismo sería alarmante en términos de imagen, tanto nacional como internacional, por lo que de inmediato se actuó para modificar la apreciación inicial.
La alarma se prendió y apagó de inmediato, no hay más. La explicación que el Ejecutivo quiere que se dé sobra, sobre todo porque a quien más útil sería que se reconociera que en México hay actos de terrorismo sería al ciudadano presidente 47.
Además, se reconocería la acción de un grupo beligerante que cambiaría el pretendido panorama de paz social que se busca enarbolar a toda costa desde Palacio Nacional, a pesar de las acciones del crimen organizado que cotidianamente se aprecian en estados como Sinaloa y Michoacán.

