ARSENALES DE DESTRUCCIÓN

“Encontrar un equilibrio entre la disuasión y la diplomacia”.

Ignacio Anaya
Columnas
BOMBA NUCLEAR

¿Qué representa la bomba nuclear? ¿Es acaso nuestro miedo al ver que somos capaces de autodestruirnos? En nuestras propias manos está el apocalipsis y eso nos aterra. La sombra de las armas nucleares, ligada por experiencias a los horrores de la Segunda Guerra Mundial y su omnipresencia durante la Guerra Fría, ha quedado grabada en los imaginarios colectivos. Es una ansiedad que siempre regresa a recordarnos su existencia.

En los albores de un nuevo siglo, el reconocido historiador Eric Hobsbawm se unió al periodista Antonio Polito para crear una obra que exploraba los horizontes del siglo XXI. Su libro, presentado en formato de entrevista y titulado Entrevista sobre el siglo XXI, abordaba diversos temas, entre los cuales destacaba la visión de la guerra, particularmente la probabilidad de un conflicto con armas nucleares.

Durante décadas, acuerdos diplomáticos y tensiones geopolíticas han girado en torno de esta amenaza. En los discursos se manifiesta cómo, cuando una nación con armamento nuclear entra en algún tipo de conflicto, mediáticamente se expande el miedo.

En los discursos políticos estas armas son frecuentemente mencionadas para infundir temor, proyectar poder o simplemente resaltar su influencia en el panorama global. La mera posibilidad de una guerra en la que una o ambas partes posean capacidad nuclear genera alarma. Uno pensaría que la existencia de tal dispositivo capaz de aniquilar en segundos provocaría que las naciones se la pensaran dos veces antes de decidir hacer la guerra. Muchos creían que la capacidad de arrasar ciudades enteras en segundos pondría fin a los enfrentamientos bélicos. Sin embargo, los conflictos continúan hasta el presente, aunque el uso de estos devastadores arsenales no se ha repetido desde agosto de 1945, excepto en pruebas militares. Una frase del historiador captura la esencia de este tema: “A pesar de la pesadilla nuclear, las guerras han persistido”.

Amenaza real

El uso estratégico de las armas nucleares como elemento disuasorio, el riesgo de proliferación y las persistentes tensiones regionales nos enfrentan a un mundo donde el peligro nuclear sigue siendo un eje central. En este contexto, el análisis de Hobsbawm resuena al evocar momentos en que las armas de destrucción masiva han sido una amenaza oculta, pero real, como en las tensiones actuales con Rusia o cuando suena Irán en las noticias. Parece que al menos una vez al mes el tema surge en algún discurso. Existe un temor palpable sobre las acciones futuras de los gobiernos con respecto al empleo de bombas atómicas y otras armas aún más destructivas. Se les acaba el tiempo a los tratados internacionales: los acuerdos nucleares parecen cada vez estar más en la cuerda floja.

El siglo XXI enfrenta tensiones regionales y globales derivadas de diversos factores, muchos de ellos heredados del siglo XX. El fantasma de la guerra nuclear sigue acechando el imaginario colectivo, alimentado por la retórica política y las persistentes tensiones geopolíticas.

Los líderes mundiales se enfrentan a la difícil tarea de encontrar un equilibrio entre la disuasión y la diplomacia, mientras intentan evitar una catástrofe de proporciones inimaginables, que la gente cree que de verdad puede ocurrir.