A 18 meses de que se realice la jornada electoral de 2027 los calendarios formal e informal están en marcha y el INE comienza a planificar el panorama: en general, estarán en juego más de la mitad de las gubernaturas y las 500 diputaciones federales, que podrían reducirse si se concreta la eliminación o ajuste de los escaños plurinominales.
Se realizará también la segunda parte de la elección del Poder Judicial, en la que desde ahora puede darse por descontado que la atención social se centrará en el uso de los denominados acordeones, así como en el proceso de selección de quienes participarán como aspirantes.
Ello además de la renovación de presidencias y Congresos estatales, que se realizarán en paralelo.
Se tratará de una elección de grandes proporciones, que se asemejará a un enorme circo de más de tres pistas que tendrá como principal reto lograr una amplia participación social.
Por el lado no oficial, los aspirantes de todos los partidos —con especial énfasis en Morena— comienzan a hacerse visibles para tantear el terreno a través de evidentes acciones de marketing político, como entrevistas en revistas que se promocionan con espectaculares, o bien mediante encuestas o sondeos de opinión.
Al respecto, Morena emitió lineamientos en los que llama a la mesura a sus militantes para evitar que incurran en actos anticipados de campaña, pero algunos optan por desempeñarse al filo de la navaja.
En concreto, el artículo 3 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales señala que son acciones anticipadas de campaña: los actos de expresión que se realicen bajo cualquier modalidad y en cualquier momento fuera de la etapa de campañas; que contengan llamados expresos al voto en contra o a favor de una candidatura o un partido; o expresiones solicitando cualquier tipo de apoyo para contender en el proceso electoral por alguna candidatura o para un partido.
Además, se consideran actos anticipados de precampaña las expresiones que se realicen bajo cualquier modalidad y en cualquier momento durante el lapso que va desde el inicio del proceso electoral hasta antes del plazo legal para el inicio de las precampañas, que contengan llamados expresos al voto en contra o a favor de una precandidatura.
Apuesta
En el fondo, el elemento fundamental desde la esfera del ejercicio del poder se centrará en la elección de los legisladores federales.
La oposición tratará de ampliar su presencia a través fundamentalmente del PAN y Movimiento Ciudadano, quienes se disputarán la posición como segunda fuerza política nacional y referente obligado de la oposición, en tanto que el otrora poderoso tricolor literalmente tratará de emular al ave fénix en un proceso donde no son pocos los que apuestan por su extinción en el plano nacional.
Por su parte, Morena y sus aliados de PT y PVEM buscarán mantenerse como mayoría y conservar la condición de absoluta.
En cuanto a gubernaturas, Morena enfrentará el reto de conservar doce de las que estarán en juego y en su caso ampliar su presencia en entidades emblemáticas como Aguascalientes, donde gobierna el PAN.
Estarán en juego las gubernaturas de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
La disputa está en marcha, pero en paralelo hay un par de elementos que tendrán un peso definitivo en la elección de candidatos o candidatas, a las gubernaturas: el primero será el nepotismo y el segundo la equidad de género.
En el primer caso es claro que, de prosperar, la atención se centraría en entidades como Guerrero y Zacatecas; mientras que por lo que hace a la definición del género de los participantes los partidos políticos y el árbitro electoral tendrán un gran reto ante sí, con lo que las trayectorias o capacidades pasarían a segundo plano.
Finalmente, la reforma electoral que se concretará en el primer bimestre de 2026 definirá gran parte del derrotero a seguir en la arena político-electoral.

