COOPERACIÓN COMPARTIDA

“Una forma de entender cómo funciona la sociedad”.

Daniela Suárez
Columnas
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Ayudar al que lo necesita no solo es parte del deber, sino de la felicidad.

José Martí

Cooperar es algo crucial para vivir en comunidad. Es algo casi esencial para la vida humana. Ayudarnos unos a los otros es algo que nos ha hecho poder sobrevivir. Además, considero que entre más nos ayudamos los unos a los otros mejor nos sentimos como sociedad.

Y hablando de esto, encontré un estudio que muestra que, sin importar las diferencias culturales, pareciera que muchos de nosotros nos comprometemos con peticiones de ayuda cuando alguien las realiza.

El estudio publicado en Nature Scientific Report halló que existen principios compartidos sobre cooperación en distintas culturas. Es decir, solicitudes de ayuda compartidas por personas alrededor del mundo son respondidas y apoyadas. Y cuando son declinadas, casi siempre vienen acompañadas por razones fundamentadas. De acuerdo con los autores del estudio este patrón universal indica que existe “una base común” para la cooperación.

Para la investigación el equipo de expertos hizo trabajo de campo en distintas localidades y con diversos participantes en lugares como Reino Unido, Italia, Polonia, Rusia y comunidades que hablan lenguas como capaya en Ecuador, laosiano en Lao, murrinhpatha en Australia y siwu en Ghana.

Los investigadores recolectaron videos de interacciones sociales en los que personas conocidas interactuaban en ambientes familiares. Las actividades grabadas eran cosas cotidianas como cocinar, hacer tareas del hogar, pasar tiempo hablando o jugando. Estas actividades eran distintas en cada cultura, pero no dejaron de ser cosas cotidianas. Las interacciones se dieron entre personas conocidas, familiares, amistades y hasta vecinos.

Visión optimista

Los investigadores buscaron tres tipos de solicitudes de ayuda: apoyo, rechazo o ignorar la solicitud de ayuda. En todas las culturas se observaron cuatro principios fundamentales del comportamiento social. El primero es la frecuencia; el equipo descubrió que las solicitudes de ayuda son extremadamente comunes tanto en las familias como fuera de ellas. En promedio se produjeron cada dos minutos; sin embargo, varían en cada cultura. Por ejemplo, en las interacciones centradas en tareas como cocinar se producen más solicitudes de ayuda que en las centradas en hablar. Por ello culturas con mayores niveles de interacciones centradas en tareas presentan naturalmente más peticiones de ayuda.

Cumplir las solicitudes también es muy habitual. El análisis mostró que, en promedio, la gente accede a las peticiones de ayuda siete veces más de lo que las rechaza y seis veces más de lo que las ignora. Esto ocurre en muchas culturas y en varios tipos de relaciones. Cabe destacar que los hablantes de murrinhpatha en el norte de Australia eran el único grupo que presentaba diferencias significativas en su disposición a ayudar. Los miembros de este grupo eran más propensos a ignorar las peticiones que los de otras culturas, que en general no diferían.

La forma de responder a las peticiones también siguió estructuras similares en todas las culturas. El apoyo era en gran medida no verbal, mientras que el rechazo a la ayuda era en gran medida verbal.

Del mismo modo, existía una asimetría entre el cumplimiento y el rechazo en la forma en que las personas racionalizaban sus decisiones. Cuando la gente accedía, lo hacía sin dar explicaciones. Cuando se negaban, solían dar una explicación.

El equipo de expertos concluye que con este estudio encontraron una forma de entender cómo funciona la sociedad, misma que ofrece una visión optimista de la naturaleza humana, con base fundamentalmente en la cooperación, la colaboración y el respeto.

Y tú, ¿qué tanto ayudas cuando alguien te lo pide?