En el marco de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe, que se llevó a cabo en la Ciudad de México del 12 al 15 de agosto, Liliana Caballero, coordinadora de Alianzas de Ipas Latinoamérica y el Caribe, reflexiona sobre la agenda de cuidados y los desafíos que enfrentan ese tipo de organizaciones internacionales.
—¿Cuál es el momento actual de los feminismos en América Latina y el Caribe?
—En este momento los feminismos enfrentamos un contexto regional complejo, marcado por retrocesos democráticos, debilitamiento del Estado de Derecho y restricciones al espacio cívico. Aun así, el movimiento ha logrado resistir, pero también proponer.
—¿Qué avances destacaría en este contexto?
—Uno de los principales logros ha sido mantener las agendas feministas en el centro del debate público y político. Un ejemplo claro es que el tema central de esta conferencia sea el cuidado. Eso no es casualidad: es fruto del trabajo sostenido de los movimientos por visibilizar y reivindicar el cuidado como un derecho y una responsabilidad del Estado.
Añade que “también destacaría nuestra capacidad de articularnos desde la diversidad. No es sencillo, pero los feminismos han demostrado que es posible encontrar puntos de encuentro para incidir con fuerza en políticas públicas y presupuestos que afectan directamente la vida de las mujeres”.
—¿Por qué el tema del cuidado es central en esta conferencia?
—Los cuidados han sido históricamente invisibilizados, asumidos como tareas “naturales” de las mujeres. Hoy, gracias a años de incidencia feminista, se está reconociendo que cuidar es un trabajo que implica tiempo, esfuerzo, condiciones laborales, salud mental y física. Y, por tanto, debe ser garantizado como un derecho.
Recientemente la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió la Opinión Consultiva 31, que reconoce el cuidado como un derecho humano en múltiples dimensiones. Esto significa que los Estados deben implementar políticas públicas con enfoque interseccional, de género y derechos humanos, para garantizar condiciones dignas tanto para quienes cuidan como para quienes son cuidados.
Condiciones dignas
—¿Qué papel juega Ipas en esta conferencia?
—Desde Ipas hemos impulsado espacios para debatir cómo el derecho al cuidado se relaciona con la justicia reproductiva. Nos interesa destacar cómo el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva forma parte de una sociedad que cuida. Esto no es una ocurrencia nuestra: está respaldado por la opinión consultiva de la Corte Interamericana, que establece esa conexión directa. Queremos visibilizar cómo la justicia reproductiva debe estar en el centro de las políticas de cuidado, porque el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos también requiere de condiciones estructurales, apoyo estatal y servicios adecuados.
—Finalmente, ¿qué mensaje daría a las mujeres que viven el cuidado desde lo cotidiano?
—Cuidar es trabajo. No es algo que nos toca por ser mujeres, no es un favor. Es una labor que sostiene la vida, y debe ser reconocida, valorada y protegida por el Estado y por la sociedad. No podemos dejar de cuidar, lo sabemos. Pero sí podemos exigir condiciones dignas para hacerlo. Este reconocimiento abre la puerta para construir un futuro donde todas cuidemos y seamos cuidadas con justicia, autonomía y dignidad.