EL HISTORIADOR DEL FUTURO CERCANO

“¿Se había convertido el quehacer de la historia en una guerra de inteligencias artificiales?”

Ignacio Anaya
Columnas
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En un futuro no muy lejano, un historiador se propuso estudiar la indumentaria papal del siglo XXI. Para su investigación se centró en el Papa Francisco, figura principal de su pontificado. “Un verdadero desafío”, pensó el investigador, pues se encontró con una enorme disparidad que mostraba a la cabeza de la Iglesia católica en una variedad de atuendos y entornos poco convencionales.

La tarea de distinguir entre imágenes auténticas y las generadas por Inteligencia Artificial (IA) se convirtió en un obstáculo importante, pero estaba preparado, ya que para la indagación se había vuelto fundamental el uso de herramientas para la detección de fotografías creadas por computadora.

El trabajo de este historiador representaba uno de los principales retos dentro de su campo. Los rápidos avances en la tecnología y su adopción generalizada en el siglo XXI habían llevado a una abundancia de información engañosa o fabricada. Como resultado, los historiadores debían emplear herramientas para verificar y analizar lo que encontraban. Esto añadía una nueva capa de complejidad, ya que tenían que adentrarse en el mundo de las inteligencias artificiales y tener la capacidad de separar los hechos de la ficción.

Para determinar la autenticidad de las fotografías que descubrió, el historiador empleó un sistema de verificación impulsado por IA. Esta sofisticada herramienta utilizó algoritmos de aprendizaje profundo para analizar las imágenes e identificar discrepancias sutiles en iluminación, texturas y patrones, que a menudo eran indicativas de contenido generado por computadora. Los formatos digitales utilizados en el siglo XXI frecuentemente eran propensos a la obsolescencia y el rápido ritmo de cambio tecnológico significaba que los registros históricos almacenados hace tiempo cambiaban de localización.

Desafíos

¿Se había convertido el quehacer de la historia en una guerra de inteligencias artificiales? Esta preocupación rondaba por la cabeza de muchos académicos, incluida la de nuestro historiador. A medida que profundizaba en su investigación se dio cuenta de que el alto número de imágenes generadas por IA no era el único desafío que enfrentaba. El gran volumen de información disponible en internet y la constante evolución de las plataformas virtuales planteaban obstáculos adicionales. Tenía que navegar a través de una cantidad abrumadora de datos y aprender a utilizar varios archivos y repositorios digitales para ubicar los documentos históricos relevantes. A fin de cuentas la labor del historiador seguía dependiendo enormemente del componente humano; la última palabra provenía de él.

A pesar de estos desafíos perseveró en la búsqueda de su tema de interés. Su dedicación a la precisión y el rigor le permitió pintar una aproximación aceptable de la vestimenta papal de esa época. Al hacerlo no solo contribuyó a la comprensión histórica del pontificado del Papa Francisco, sino que también destacó la resistencia y adaptabilidad de los historiadores del futuro frente a los retos tecnológicos.

Esta historia sirve como una pequeña obra de ficción o testimonio de las complejidades y exigencias a las que se enfrentarán los historiadores del futuro. Muchas preguntas surgen ahora respecto de la IA y su papel en las próximas décadas. El historiador del mañana no solo será un hábil investigador, sino un individuo adepto a la tecnología que pueda adaptarse a un mundo en constante evolución tecnológica.