ESCENARIO A MODO EN EL PLANO ELECTORAL

“Una injerencia directa en la definición de candidatos”.

Samuel Rodríguez
Columnas
ELECCIONES XÓCHITL

Durante más de un año el presidente Andrés Manuel López Obrador impulsó la conformación de un proceso sucesorio adelantado. Ajustó y estableció el escenario a su estilo. Sustituyó el añejo juego del tapado por el de las corcholatas y estableció que la encuesta sería el método de selección.

Con ello ejerció un rol de jefe de partido, o guía irreductible, al establecer las directrices a las que se plegó como dirigente Mario Delgado.

Ese comportamiento permitió recordar aquel discurso que pronunció en Iztapalapa, cuando Clara Brugada fue imposibilitada para participar en la contienda electoral y su lugar fue tomado por Juanito. En ese momento López Obrador, como líder opositor, señaló cuál debería ser el derrotero a seguir en todas las líneas y Brugada terminó por desempeñarse como titular del cargo que dejó vacante Juanito al separarse del cargo.

Ahora hizo lo propio con el proceso de selección del denominado coordinador de los Comités de Defensa de la 4T. Pero en un plano mayúsculo y de carácter extraterritorial del que pocos se han percatado se ha encargado de elegir el perfil de quien puede contender por el frente opositor.

Se quiera aceptar o no, ha sido el artífice directo del impulso que ha tenido en el plano político Xóchitl Gálvez, quien hasta hace poco más de un mes no tenía la más mínima intención de participar en el proceso sucesorio.

Es claro que si bien Gálvez tiene un historial profesional sólido y una reacción propicia a la ironía y la resiliencia, a pesar de haberse desempeñado como jefa delegacional en Miguel Hidalgo no tiene aún el perfil necesario para desempeñarse adecuadamente en una campaña presidencial.

López Obrador, al impulsar con sus críticas su posicionamiento, merma el capital político y las posibilidades de triunfo en el proceso interno de selección del resto de los participantes.

Y si logra que quien ha seleccionado como el rival a vencer sea postulado por el frente opositor, evidentemente estima que tiene amplias posibilidades de que Morena conserve la titularidad del Poder Ejecutivo.

Cambio

El cambio de denominación que utilizó el presidente para referirse a Gálvez como la señora X se convirtió, como en situaciones anteriores, en una bolita a modo que fue bateada y utilizada en su favor vía redes sociales.

Obviamente, no se espera que desde Palacio Nacional se reclamen derechos de autor o se busque que se reconozca mérito alguno por el incremento en la popularidad y el conocimiento general que ha tenido en las últimas semanas Gálvez.

Sin duda, el objetivo es más que claro: contar como contendiente con un adversario a modo que sea objeto, llegado el momento, de toda serie de críticas y cuestionamientos, pero que además carezca de una experiencia política que se pueda comparar con la del o la abanderada de Morena.

En este plano no hay que dejar de lado que, al momento, todo indica que derivado de la popularidad y respaldo social que ha alcanzado en las semanas recientes Gálvez alcanzará con facilidad y rebasará con creces las 150 mil firmas de apoyo que se requieren para pasar a la siguiente etapa del proceso interno del frente opositor. A este paso, terminará por conformarse el escenario electoral para 2024.