DE LA TELEVISIÓN A LA RED SOCIAL: EL PODER DE LOS MEDIOS EN CONFLICTOS GLOBALES

“Las perspectivas pueden ser manipuladas, sesgadas o simplemente incorrectas”.

Ignacio Anaya
Columnas
MEDIOS CONFLICTOS GLOBALES

“En el cambio del carácter de la guerra ha sido decisivo, sin duda, el nuevo papel que ha asumido la opinión pública. O, como quizá se podría definir mejor, el efecto CNN. Hoy disponemos inmediatamente de noticias sobre cuanto sucede. El extraordinario poder de la televisión hace hoy imposible que los gobiernos manejen una crisis internacional en la forma que solían. Pero la televisión es un instrumento del que disponen para movilizar a la opinión pública con una rapidez incomparable respecto al pasado”. Estas palabras del historiador británico Eric Hobsbawm (entrevista sobre el siglo XXI, 1999) resultan relevantes dentro del contexto global en la actualidad, solo que ahora son los medios digitales los nuevos protagonistas.

El reciente ataque de Hamás a Israel, donde más de mil personas han perdido la vida, es un reflejo de cómo el flujo de noticias ha cambiado la percepción global de los conflictos. Poco después de los sucesos comenzaron a surgir reportes sobre la ofensiva de dicha organización y a las horas se volvió tema de qué hablar en redes sociales. Los eventos mundiales ya no se conocen días o semanas más tarde, sino en tiempo real. Hoy, más que nunca, la población global se entera de un conflicto con gran rapidez. Ideas, imágenes y testimonios se difunden a través de plataformas como Twitter/X, Facebook e Instagram, y el público puede incluso seguir el desarrollo del conflicto en la inmediatez.

No obstante, con esta avalancha de información también surgen retos significativos. Cada individuo, armado con un dispositivo móvil tiene el poder de ser un reportero. Esto significa que todos están formando sus propias opiniones basadas en lo que ven y leen. Si bien es democratizador, a la vez puede ser peligroso. Las diferentes perspectivas y narrativas pueden ser manipuladas, sesgadas o simplemente incorrectas.

Derrame de opiniones

Más allá de crear una población informada, que en parte es cierto, esta aceleración de la información gracias a la tecnología genera un derrame de opiniones, algunas con intereses detrás, otras para ser parte de las masas buscando estar al tanto del tema y, no unas pocas, que solo quieren sentirse relevantes al opinar desde la ignorancia sobre cuestiones bastante complejas.

Dentro de cada publicación, por más objetiva que parezca, hay una narrativa. Hobsbawm lo identificaba en la televisión: “Es muy importante convencer a la opinión pública, es decisivo presentar la guerra de forma que la gente la considere legítima y justa”. En el caso de Israel y Palestina esta retórica sobre la guerra justa y el legítimo uso de la violencia lleva tiempo estando presente en los dictámenes que rodean el conflicto.

Erick Hobsbawm era consciente del poder de la televisión en la formación de la opinión pública y, en la actualidad, plataformas digitales como Twitter/X, Facebook e Instagram han llevado esta influencia a niveles inimaginables. El acceso casi inmediato a los acontecimientos mundiales permite una participación global sin precedentes. A la par de la rapidez con la que nos llegan las noticias, vale la pena preguntarse si se puede garantizar que las narrativas dominantes no sean manipuladas por intereses ocultos y también ¿hasta qué punto la opinión pública influenciada por dichas narrativas digitales afectará el curso real de los conflictos?