LA ODISEA: EL REGRESO, UNA ILÍADA SIN DIOSES

La ilíada
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Volver a casa después de 20 años de guerra debería ser motivo de celebración, pero en La Odisea: El regreso se convierte en un retorno sombrío a la incertidumbre. Uberto Pasolini —conocido por su sensibilidad en Still Life y Nowhere Special— adapta un tramo de La Odisea de Homero prescindiendo de lo sobrenatural. No hay dioses ni monstruos marinos: solo un hombre agotado, un hogar que ya no lo reconoce y una espera teñida de sospecha.

En Toronto, donde se presentó en gala, la propuesta dividió a la crítica entre quienes la ven hipnótica y quienes la sienten interminable.

El filme se abre con Odiseo (Ralph Fiennes) varado en la orilla, un cuerpo curtido por la batalla y la soledad. Su llegada a Ítaca no despierta reverencias sino burlas. El porquero Eumeo (Claudio Santamaria) no lo identifica y los hombres del pueblo lo ridiculizan hasta obligarlo a pelear. La violencia latente se impone en cada gesto: la gloria guerrera ya no tiene cabida en un mundo corroído por la rutina.

Penélope (Juliette Binoche) mantiene la esperanza con la célebre artimaña del telar, mientras su hijo Telémaco (Charlie Plummer) protege como puede un hogar sitiado por pretendientes. La secuencia del reencuentro, filmada en penumbras, condensa la esencia de la cinta: dos rostros marcados por la espera, hablando más con silencios que con palabras. En contraste, la figura de Telémaco se percibe menos lograda, demasiado contemporánea para el tono austero.

Pasolini opta por un estilo depurado: vestuarios simples, escenarios desnudos, una cámara que confía en la fuerza de los actores. La emoción se sostiene sobre los hombros de Fiennes y Binoche, quienes entregan interpretaciones de intensidad contenida, espectros de un amor suspendido en el tiempo. La Euriclea de Ángela Molina añade humanidad al reconocer al héroe en sus cicatrices, mientras Marwan Kenzari encarna con rudeza al suitor Antínoo.

La conclusión llega con el concurso de arquería convertido en masacre: la odisea se resume en sangre y sombras. Aunque la película acusa cierta pesadez con su metraje —casi dos horas que insisten en el despojamiento—, La Odisea: El regreso rescata la vigencia de un mito que no necesita prodigios para hablar del desarraigo, la identidad y la imposibilidad de volver a ser el mismo tras una guerra.

En breve

Título: La Odisea: El regreso.

Dirección y guion: Uberto Pasolini, John Collee, Edward Bond.

Protagonistas: Ralph Fiennes, Juliette Binoche, Charlie Plummer, Marwan Kenzari, Claudio Santamaria, Ángela Molina.

Lo más destacado: Una Odisea minimalista, sin dioses ni criaturas; interpretaciones magnéticas de Fiennes y Binoche; estética austera y sombría, cercana a Pier Paolo Pasolini; un clímax violento que resuena como tragedia griega.

Veredicto Una adaptación sobria y radical que apuesta por el silencio y la austeridad. Puede fatigar, pero también fascinar con su intensidad elemental.

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