FLOW, EL VIAJE DE LA SUPERVIVENCIA ANIMAL

Flow
Francisca Yolin
Columnas
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En el vasto océano de la animación contemporánea, donde abundan las historias recicladas sobre amistad y superación, Flow emerge como una joya única y sorprendente.

Dirigida por Gints Zilbalodis, esta película animada, creada con el software gratuito Blender, se convierte en una experiencia visual y emocional que desafía expectativas.

A pesar de contar con un reducido equipo creativo entre Letonia, Bélgica y Francia, el filme logra una atmósfera cautivadora que mezcla el encanto de lo artesanal con la grandeza cinematográfica. Es una fábula moderna donde el instinto animal y la supervivencia se entrelazan en un viaje conmovedor y visualmente impactante.

La trama sigue a un gato doméstico que vive en una tranquila cabaña en el bosque hasta que una inundación inesperada arrasa con todo. Obligado a huir, encuentra refugio en un bote viejo, donde comparte espacio con un peculiar grupo de animales: un perro golden retriever, un lémur posesivo, un secretario altivo y un carpincho sereno. Unidos por la adversidad, los animales deben aprender a convivir mientras enfrentan el caos a su alrededor.

El mayor logro de Flow radica en su capacidad de transmitir emociones sin recurrir a diálogos, apelando al lenguaje corporal y a sonidos naturales. A diferencia de otras cintas animadas donde los personajes hablan y adoptan comportamientos humanos, esta propuesta mantiene una fidelidad casi biológica al movimiento y la reacción de cada especie. El gato se lame el pelaje, el perro marca territorio y el carpincho permanece impasible. La composición visual, con paisajes que evocan el estilo de Miyazaki y referencias a videojuegos como Breath of the Wild o Abzû dota al filme de un lirismo melancólico y onírico.

La banda sonora, compuesta por el propio Zilbalodis, complementa el relato con una partitura minimalista y sombría. Esta música amplifica el tono reflexivo del filme, convirtiendo el recorrido de los animales en una especie de meditación sobre la pérdida y la resiliencia.

Monumentalidad emocional

El guion nunca explica el origen del desastre, lo que acentúa el sentido de impotencia ante fuerzas incontrolables, evocando una metáfora contemporánea sobre la crisis climática.

A pesar de su enfoque minimalista y su modesta producción Flow logra una monumentalidad emocional que pocas películas animadas alcanzan. La ausencia de palabras no impide que sintamos el dolor, la incertidumbre o la esperanza de los personajes. Es un relato sobre colaboración en tiempos de adversidad, donde la supervivencia se convierte en un acto colectivo.

Con su propuesta visual deslumbrante y su profundo mensaje sobre la conexión entre seres vivos, Zilbalodis reafirma su lugar como una voz singular en el cine contemporáneo.