Más allá de la disputa que se dará en torno a la elección del 2 de junio de 2024, en donde es más que claro contenderán dos coaliciones electorales, la mira debe ponerse en la posibilidad de que en el caso extremo en donde la división del electorado no conceda la mayoría a ninguno de ambos bloques se abra la posibilidad de optar por el primer gobierno de coalición en México.
O bien, en la necesidad de que independientemente de quien ostente la titularidad del Poder Ejecutivo federal se opte por conformar un gobierno de coalición.
Lo cierto es que esa posibilidad está contemplada en la Carta Magna, pero a la fecha es poco lo que se ha analizado el tema, en principio por el desconocimiento del proceso y las características de un gobierno de coalición, en el que el Senado de la República tendría un papel fundamental.
En esencia pocos políticos, entre ellos Miguel Ángel Mancera Espinosa, dominan el tema y lo tienen en la mira como una posibilidad.
Los partidos políticos no solo pueden conformar coaliciones electorales, que tienen como propósito ganar, por ejemplo, la presidencia de la República.
Porque en el plano estatal al menos doce entidades federativas contemplan en sus constituciones locales la posibilidad de que se conforme un gobierno de coalición.
En el fondo, esos partidos y sus representantes tienen ante sí la posibilidad de comprometerse a conformar un gobierno de coalición.
Gobierno de coalición
El gobierno de coalición, en el plano nacional, es un acuerdo pactado por el jefe del Ejecutivo federal y los partidos políticos.
En términos generales, un gobierno de coalición se regula mediante un convenio con un programa de gobierno sometido a la aprobación definitiva de la mayoría del Senado.
Y la ejecución queda a cargo del gabinete integrado por los partidos políticos que acuerdan formar el gobierno de coalición.
Además, contempla la integración de una agenda legislativa, el establecimiento de la orientación que tendrán las políticas públicas y las causas de su disolución.
La esencia y razón de un gobierno de coalición se encuentra en la necesidad de construir mayorías para alcanzar una gobernabilidad democrática.
En México, la reforma a los artículos 74, 76 y 89 de la Constitución Política, aprobada el 10 de febrero de 2014, establece la posibilidad de que el presidente de la República pueda optar por esa forma de gobierno en cualquier momento de su gestión.
Por donde se quiera ver, los gobiernos de coalición son una realidad en países como España y Alemania y han funcionado.
En el fondo, en el caso de México es más que claro que el principal efecto sería el acotamiento del poder y los alcances del titular del Poder Ejecutivo.
Aunado, en el plano gubernamental de la modificación sustancial del esquema del ejercicio del poder, como lo conocemos hasta la actualidad.
Y en el fondo se fortalecería el rol del Senado como organismo rector.
En torno a un gobierno de coalición es fundamental establecer que, al suscribir el convenio respectivo, se adquiere el compromiso de elaborar un programa que debe cumplirse, con acciones concretas.
Otro elemento fundamental sería la necesidad de que todos los integrantes del gabinete sean aprobados por el Senado.
Y un tercer elemento es que se deben establecer con claridad las eventuales causas de disolución de un gobierno de coalición.
En suma, lo importante a destacar en este momento es que los partidos integrantes del frente opositor tienen contemplado conformar primero una coalición electoral que concluirá con la realización de la jornada del 2 de junio de 2024.
Pero también buscarían conformar un gobierno de coalición.Es decir, modificar de manera sustancial el esquema de ejercicio del poder presidencial, como lo conocemos hasta ahora, pero con apego al marco constitucional.
Al momento, la gran duda es si realmente en el proceso electoral de 2024 los dos grandes bloques que se disputarán la Presidencia estarán dispuestos a conformar, llegado el momento, un gobierno de coalición o no.